jueves, 25 de julio de 2013

Capitulo 4 Cerdo - Parte ।

Cerdo  


Caras conocidas ocupaban los asientos de nuestra mesa del almuerzo favorita. América se sentó en un lado de mí, Finch en el otro, y el resto de los asientos fueron interceptados por Shepley y hermanos Sigma Tau. Era difícil de escuchar con el ruido dentro de la cafetería, y el aire acondicionado parecía estar descompuesto nuevamente. El aire estaba cargado con el olor de comida frita y piel sudorosa, pero de alguna manera todo mundo parecía tener más energía de lo habitual.
—Hola, Brasil —dijo Shepley, saludando al hombre que estaba sentado delante de mí. Su piel aceitunada y ojos color chocolate contrastaba con la gorra blanda del equipo de futbol de Eastern.
—Te perdí después del partido del sábado, Shep. Bebí una o seis cervezas en tu honor. —dijo con una amplia y blanca sonrisa.
—Te lo agradezco. Llevé a Mare a cenar. —dijo, inclinándose para besar la rubia cabellera de América.
—Estás sentado en mi silla, Brasil.
Brasil se volvió a ver a Justin parado detrás de él, y luego me miró a mí, sorprendido. —Oh, ¿es ella una de tus chicas, Justin?
—Absolutamente, no. —dije, sacudiendo la cabeza.
Brasil miró a Justin, quien lo miraba expectante.
Brasil se encogió de hombros y luego tomó su bandeja al final de la mesa.
Justin me sonrió mientras se acomodaba en el asiento. — ¿Qué hay de nuevo, Pidge?
— ¿Qué es eso? —Pregunté, incapaz de apartar mi mirada de su bandeja. La comida misteriosa en su plato parecía una exhibición de cera.
Justin se echó a reír y tomó un sorbo de su vaso de agua. —Las señoras de la cafetería me asustan. No criticaré sus habilidades culinarias.
No puede ignorar las miradas de los que estaban sentados en la mesa. El comportamiento de Justin despertaba su curiosidad, y reprimí una sonrisa al ser la única chica a la que habían visto insistir en sentarse cerca.
—Ugh… el examen de Bio es después del almuerzo, —se quejó América.
— ¿Has estudiado? —Le pregunté.
—Dios, no. Pasé toda la noche tranquilizando a mi novio de que no dormirías con Justin.
Los jugadores de fútbol sentados al final de la mesa detuvieron su desagradable risa para escuchar más de cerca, provocando a los demás estudiantes darse cuenta. Miré a América, pero ella no le importaba la culpa, empujando a Shepley con el hombro.
—Jesús, Shep. Lo pasas tan mal, ¿eh? —preguntó Justin, lanzando un paquete de salsa de tomate a su primo. Shepley no contestó, pero sonrió con diversión en dirección a Justin.
América frotó su espalda. —Él va a estar bien. Sólo le tomará un tiempo para creer que _______ es resistente a sus encantos.
—No he tratado de seducirla —resopló Justin, pareciendo ofendido—. Ella es mi amiga.
Miré a Shepley. —Te lo dije. No tienes nada de qué preocuparte.
Shepley finalmente me vio a los ojos, y al ver mi expresión sincera, sus ojos se iluminaron un poco.
— ¿Tú estudiaste? —me preguntó Justin.
Fruncí el ceño. —Ninguna cantidad de estudio me va a ayudar con la Biología. Es algo que no puedo entender del todo.
Justin se puso de pie. —Vamos.
— ¿Qué?
—Vamos a tomar tus notas. Voy a ayudarte a estudiar.
—Justin…
—Levanta tu trasero, Pidge. Vas a aprobar ese examen.
Tiré una de las largas trenzas rubias de América mientras pasaba. —Nos vemos en clase, Mare.
Ella sonrió. —Te voy a guardar un asiento. Necesitaré toda la ayuda que pueda conseguir.
Justin me siguió hasta mi habitación y saqué mi guía de estudio mientras él abrió el libro. Me interrogó sin descanso, y luego aclaró algunas cosas que no entendía. En la forma en que él explicaba, los conceptos pasaron de ser confusos a obvio.
—… Y las células somáticas usan mitosis para reproducirse. Eso es cuando tienes las fases. Suenan como una especie de nombre de mujer: Prometa Anatela.
Me eché a reír. — ¿Prometa Anatelo?
—Profase, Metafase, Anafase y Telofase.
—Prometa Anatelo, —repetí, asintiendo con la cabeza.
Golpeó mi cabeza con los papeles. —Lo tienes. Ahora sabes esta guía al derecho y al revés.
Suspiré. —Bueno… ya veremos.
—Te acompañaré a clase. Te cuestionaré en el camino.
Cerré la puerta detrás de nosotros. —No te enfadarás si repruebo el examen, ¿verdad?
—No reprobarás, Pidge. Tenemos que empezar antes del siguiente, sin embargo, —dijo, caminando junto a mí hacia el edificio de ciencia.
— ¿Cómo vas a darme clases particulares, hacer tu tarea, estudiar y entrenar para tus peleas?
Justin se echó a reír. —No entreno para mis peleas. Adam me llama, me dice dónde es la lucha y voy.
Sacudí mi cabeza con incredulidad mientras él sostenía el papel delante de él para hacer la primera pregunta. Estuvimos a punto de terminar una segunda ronda de la guía de estudio cuando llegamos a mi clase.
—Patea sus traseros —él sonrió y me entregó las notas apoyándose en el marco de la puerta.
—Hola, Justin.
Me volví para a un chico alto, algo desgarbado, sonreírle a Justin en su camino al salón de clases.
—Parker —Justin asintió con la cabeza.
Los ojos de Parker se iluminaron un poco cuando me miró, y él sonrió. —Hola, ________.
—Hola. —dije, sorprendida de que él supiera mi nombre. Lo había visto en clase, pero nunca había hablado con él.
Parker continuó a su asiento, bromeando con los que se sentaban junto a él. — ¿Quién es? —Le pregunté.
Justin se encogió de hombros, pero la piel alrededor de sus ojos parecía más tensa que antes. —Parker Hayes. Es uno de mis hermanos de Sig Tau.
— ¿Estás en una fraternidad? —Pregunté, dudosa.
—Sigma Tau, al igual que Shep. Pensé que ya lo sabías. —dijo, mirando más allá de mí a Parker.
Justin volvió su atención hacia mí y me sonrió. —Mi papá es un ex alumno, y todos mis hermanos son Sig Tau… es una cosa de familia.
— ¿Y ellos esperan que jures? —Le pregunté, escéptica.
—En realidad no. Sólo son chicos buenos —dijo, agitando mis papeles—. Es mejor que vayas a clase.
—Gracias por ayudarme —le dije, dándole un codazo. América pasó y la seguí a nuestros asientos.
— ¿Cómo te fue? —Preguntó ella.
Me encogí de hombros. —Es un buen tutor.
—Es un buen amigo, también.
Ella parecía decepcionada, y reí ante la expresión de su rostro.
Siempre había sido el sueño de América que ambas saliéramos con amigos en común, y chicos que fueran primos para ella era sacarse el premio mayor. Ella quería compartir la misma habitación cuando decidió venir conmigo a Eastern, pero veté su idea, con la esperanza de extender mis alas un poco. Una vez que terminó de hacer pucheros, se centró en la búsqueda de un amigo de Shepley al cual presentarme.
El sano interés de Justin hacia mí había superado sus expectativas.
Terminé rápidamente la prueba y me senté en las escaleras del edificio, esperando a América. Cuando ella se dejó caer a mi lado en derrota, esperé a que hablara.
— ¡Eso fue horrible! —Exclamó.
—Deberías de estudiar con nosotros. Justin lo explica muy bien.
América gimió y apoyó la cabeza en mi hombro.
— ¡Tú no fuiste ayuda en absoluto! ¿No podrías haberme dado un guiño de cortesía o algo así? —Enganché mi brazo alrededor de su cuello y caminé con ella hasta nuestro dormitorio.
Durante la siguiente semana, Justin me ayudó con mi trabajo de historia y me tuteó en Biología. Nos paramos juntos escaneando la lista de calificaciones fuera de la oficina del profesor Campbell. Mi número de estudiante estaba a tres puntos de la cima.
— ¡La tercera calificación más alta en el examen! ¡Bien hecho, Pidge! —Dijo, abrazándome. Sus ojos brillaban de emoción y orgullo, y un sentimiento extraño me hizo dar un paso atrás.
—Gracias, Justin. No podría haberlo hecho sin ti. —le dije, tirando de su camiseta.
Él me tiró sobre su hombro, abriéndose camino entre la multitud detrás de nosotros. — ¡Abran paso! ¡Muévanse, gente! ¡Vamos a darle paso a esta pobre mujer con un desfigurado, horrible y descomunal cerebro! ¡Ella es un jodido genio!
Me reí ante las expresiones divertidas y curiosas de mis compañeros de clase.
Como pasaban los días, nos vimos involucrados en los rumores sobre una relación. La reputación de Justin ayudó a calmar los chismes. Él nunca se había quedado con una chica más de una noche, así que cuantas más veces se nos veía junto, más gente entendía nuestra platónica relación por lo que era. A pesar de las constantes preguntas de nuestro compromiso, el flujo de atención que Justin recibía de sus compañeros no cedió.
Él siguió sentándose a mi lado en historia y comiendo conmigo en el almuerzo. No tomó mucho tiempo darme cuenta que me había equivocado sobre él, incluso mostrándome defensiva ante a los que no conocían a Justin como yo lo hacía.
En la cafetería, Justin puso una lata de jugo de naranja delante de mí.
—No tenías por qué haberlo hecho. Yo iba a tomar uno —dije, quitándome la chaqueta.
—Bueno, ahora no tienes que hacerlo. —dijo, mostrando el hoyuelo en la mejilla izquierda.
Brasil dio un resoplido. — ¿Ella te convirtió en mandilón, Justin? ¿Qué sigue después, abanicarla con una hoja de palmera, mientras usas un Speedo?
— ¡Tranquila, ______! ¡Estaba bromeando! —dijo Brasil, levantado sus manos.
—Sólo… no hables así de él. —le dije, frunciendo el ceño.
La expresión de Justin era una mezcla de sorpresa y gratitud. —Ahora sí que lo he visto todo. Acabo de ser defendido por una chica, —dijo, poniéndose de pie. Antes de irse con su bandeja, ofreció una mirada de advertencia a Brasil, y luego salió para reunirse junto a un pequeño grupo de fumadores fuera del edificio.
Traté de no mirarlo mientras reías y hablaba. Todas las chicas en el grupo sutilmente competían por el lugar al lado de él, América me golpeó con el codo en las costillas cuando se dio cuenta de que mi atención estaba en otra parte.
— ¿Qué ves, ________?
—Nada. No estoy mirando nada.
Apoyó la barbilla en la mano y sacudió la cabeza.
—Son tan obvias. Mira a la pelirroja. Ella ha pasado sus dedos por el pelo tantas veces como parpadea. Me pregunto si Justin se cansa de eso.
Shepley asintió con la cabeza. —Lo hace. Todo el mundo piensa que es un imbécil, pero si supieran la cantidad de paciencia que hace frente a todas las chicas que piensan que lo pueden domar… él no puede ir a ninguna parte sin ser molestado. Confía en mí; él es mucho más amable de lo que yo lo sería.
—Oh, como si no te gustaría. —dijo América, besando la mejilla de Shepley.
Justin estaba terminado su cigarrillo fuera de la cafetería cuando pasé. —Espera, Pidge. Te acompaño.
—No tienes que acompañarme a todas las clases, Justin. Sé cómo llegar por mí misma.
Justin fue fácilmente distraído por una chica con pelo largo y negro y una falda corta caminando mientras le sonrió. Él la siguió con la mirada y asintió con la cabeza en la dirección de la chica, arrojando su cigarrillo.
—Te veré más tarde, Pidge.
—Sí. —dije, poniendo los ojos en blanco mientras él trotaba hacia la chica.
El asiento de Justin permaneció vacío durante la clase, y me encontré a mí misma un poco enfadada con él por perder la clase por una chica a la que no conocía. El Profesor Chaney terminó la clase temprano, y me apresuré por el césped, consciente de que tenía que encontrarme con Finch a las tres para entregarle las notas de La Música de Sherri Cassidy. Miré mi reloj y apresuré el paso.
— ¿________?
Parker corrió por el césped hasta llegar a mi lado. —No creo que nos hemos conocido formalmente, —dijo, tendiéndome la mano—. Parker Hayes.
Tomé su mano y sonreí. —_________ Abernathy.
—Estaba detrás de ti cuando recibiste tu calificación de biología. Felicidades. —sonrió, metiendo las manos en los bolsillos.
—Gracias. Justin ayudó, o habría estado al final de la lista, créeme.
—Oh, ustedes son…
—Amigos.
Parker asintió y sonrió. — ¿Te dijo que hay una fiesta este fin de semana?
—Por lo general sólo hablamos de biología y comida.
Parker se echó a reír. —Eso suena como Justin.
En la puerta de Morgan Hall, Parker escaneó mi cara con sus grandes ojos verdes. —Deberías venir. Será divertido.
—Hablaré con América. No creo que tengamos ningún plan.
— ¿Son un paquete?
—Hemos hecho un pacto este verano. No asistiremos a ninguna fiesta sin la otra.
—Inteligente. —asintió con la cabeza en señal de aprobación.
—Ella conoció a Shep en la clase de orientación, por lo que en realidad no he tenido que estar junto a ella tanto. Esta será la primera vez que necesitaré preguntarle, estoy segura que estará feliz de venir. —Me regañé internamente. No sólo estaba balbuceando, sino que había hecho obvio que yo no era invitada a fiestas.
—Genial. Nos vemos allí. —dijo. Él mostró su perfecta sonrisa de modelo de Banana Republic con su mandíbula cuadrada y su piel naturalmente bronceada, caminando por el campus.
Lo vi alejarse; él era alto, limpio, con una camisa apretada de vestir a rayas y jeans. Su cabello ondulado y rubio oscuro rebotaba cuando caminaba.
Me mordí el labio, halagada por su invitación.
—Ahora, él es más tu tipo. —dijo Finch en mi oído.
—Él es lindo, ¿eh? —Le pregunté, sin poder dejar de sonreír.
—Diablos, sí, él es lindo… en la posición de misionero o algo así.
— ¡Finch! —Grité, golpeándolo en el hombro.
— ¿Obtuviste las notas de Sherri?
—Sí, —dije, sacándolas de mi bolso. Él encendió un cigarrillo, lo sostuvo entre los labios y miró hacia los papeles.
—Jodidamente brillante. —dijo, escaneando las páginas. Él las dobló y guardó en su bolsillo—. Lo bueno es que las calderas de Morgan no están funcionando. Necesitarás una ducha de agua fría después de recibir miradas lascivas por ese alto chico.
— ¿Los dormitorios no tienen agua caliente? —Gemí.
—Eso es lo que cuentan. —dijo Finch, deslizando su mochila sobre su hombro—. Me voy a Algebra. Dile a Mare que dije que no se olvide de mí este fin de semana.
—Yo le diré. —me quejé, mirando las paredes de ladrillo antiguo de nuestro dormitorio. Caminé a mi habitación, abrí la puerta y dejé caer mi mochila al suelo.
—No hay agua caliente. —murmuró Kara desde su lado del escritorio.
—He oído.
Mi celular sonó, lo abrí para encontrarme con un mensaje de América maldiciendo las calderas. Unos minutos después se oyó un golpe en la puerta.
América entró y se dejó caer sobre la cama, sus brazos cruzados. — ¿Pueden creer esta ****? ¿Cuánto no estamos pagando y ni siquiera podemos tomar una ducha con agua caliente?
Kara suspiró. —Deja de quejarte. ¿Por qué no te quedas con tu novio? ¿No has estado quedándote con él, de todos modos?
Los ojos de América se enfocaron en Kara. —Buena idea, Kara. El hecho de que seas una perra es útil a veces.
Kara mantuvo sus ojos en el monitor de su computadora, sin inmutarse por el golpe de América.
América sacó su teléfono celular y envió un mensaje de texto con una velocidad y precisión asombrosa. Su teléfono sonó, y ella me sonrió. —Nos vamos a quedar con Shep y Justin hasta que arreglen las calderas.
— ¿Qué? ¡No me quedaré! —Grité.
—Oh, sí que lo harás. No hay ninguna razón para que te quedes atrapada aquí, congelándote en la ducha cuando Justin y Shep tienen dos baños en su apartamento.
—No he sido invitada.
—Yo te estoy invitando. Shep ya dijo que estaba bien. Puedes dormir en el sofá… si es que Justin no lo está utilizando.
— ¿Y si lo está usando?
América se encogió de hombros. —Entonces puedes dormir en la cama de Justin.
— ¡De ninguna manera!
Ella puso los ojos en blanco. —No seas un bebé, _______. Ustedes son amigos, ¿verdad? Si él no ha intentado nada hasta ahora, no creo que lo hará.
Sus palabras hicieron que mi boca se cerrara. Justin había estado a mí alrededor en una u otra manera todas las noches durante semanas. Había estado tan ocupada asegurándome de que todos notaran que sólo éramos amigos, que no se me había ocurrido que él realmente sólo estaba interesado en nuestra amistad. No estaba segura por qué, pero me sentí insultada.
Kara nos miró con incredulidad. — ¿Justin Maddox no ha intentado dormir contigo?
—Somos amigos. —le dije en tono defensivo.
—Lo sé, pero él ni siquiera ha… ¿intentado? Él ha dormido con todo el mundo.
—Excepto nosotras. —dijo América, mirándola—. Y tú.
Kara se encogió de hombros. —Bueno, nunca lo he conocido. Sólo he oído rumores.
—Exactamente. —le espeté—. Ni siquiera lo conoces.
Kara regresó a su monitor, ajena a nuestra presencia.
Suspiré. —Muy bien, Mare. Tengo que hacer las maletas.
—Asegúrate de empacar por unos días, quién sabe cuánto tiempo llevará arreglar las calderas. —dijo, muy emocionada.
El temor se apoderó de mí como si estuviera a punto de entrar al territorio del enemigo. —Ugh… bien.
América saltó cuando me abrazó. — ¡Esto será tan divertido!
Media hora más tarde empacamos nuestras cosas en su Honda y nos dirigimos al apartamento. América muy apenas tomó una respiración entre sus divagaciones mientras conducía. Ella sonó la bocina cuando se estacionó frente al apartamento. Shepley corrió por las escaleras, y sacó nuestras maletas del maletero, siguiéndonos por las escaleras.
—Está abierto. —resopló.
América abrió la puerta y la mantuvo abierta. Shepley gruñó cuando puso nuestro equipaje en el suelo. — ¡Jesús, Bebé! ¡Tú maleta pesa nueve kilos más que la de ________!
América y yo nos quedamos inmóviles cuando una mujer salió del cuarto de baño, abotonándose la blusa.
—Hola. —dijo ella, sorprendida. Sus ojos llenos de rímel corrido nos examinaron antes de observar el equipaje. La reconocí como la morena de piernas largas que Justin había seguido de la cafetería.
América miró a Shepley.

Bueno señoritas aquí les  dejo este capitulito espero que les guste J  … Estas semanas que eh tenido de vacaciones no eh podido subir porque eh seguido enferma y el cable de internet lo tengo en el comedor y esta muy frio como para levantarse así que lo único que puedo usar es el celular:/ .. un besoo grande espero q estén bien


Iris: MM… nose emm ¿Qué edad tienes? ¿ en que país vives? Y cantantes y canciones favoritas =) gracias por pasarte iris un besooo grandote y cuidate =)

2 comentarios:

  1. me encanto el capitulo. tengo 13 años y vivo en España. mi cantante favorito es justin bieber (obvio jajja),miley cyrus,bridgit mendler,etc.
    Mis canciones favoritas son las de justin,algunas de lady gaga como bad romance, algunas tambien de britney spears,bruno mars,macklemore,paramore,one direction,black eyed peas,etc.
    Besos. :)

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  2. Cuando piensas subir el siguiente capi? Llevo meses esperando! Por dios sube pronto!

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