domingo, 12 de enero de 2014

Capitulo 8






Me incliné al oído de Tony —Apuesto dos a Justin. —dije. Las cejas de Tony se alzaron mientras me veía sacar dos billetes de $100 dolares de mi bolsillo. Mantuvo a su palma extendida, y yo estampé los billetes en su mano.
—No eres la Pollyanna que pensé que serías. —dijo, dándome una rápida mirada. Brady era por lo menos una cabeza más alto que Justin y tragué saliva cuando los vi de pie uno frente al otro. Brady era masivo, el doble del tamaño de Justin y músculo sólido. No podía ver la expresión de Justin, pero era evidente que a Brady se le había acabado la sangre. Tony presionó sus labios contra mi oído. —Puede que quieras taparte los oídos, gatita.
Puse mis manos a cada lado de mi cabeza, y Tony sonó la bocina. En vez de atacar, Justin dio unos pasos atrás. Brady se balanceó y Justin lo esquivó por la derecha. Brady osciló nuevamente y Justin lo eludió y quedó de lado.
— ¿Qué demonios? ¡Esto no es un combate de boxeo, Justin! —Gritó Tony. Justin aterrizó un puñetazo en la nariz de Brady. El volumen en el sótano era ensordecedor. Justin hundió un gancho izquierdo en la mandíbula de Brady, y mis manos volaron sobre mi boca cuando Brady intentó unos golpes más, cada uno encontró sólo el aire. Brady cayó contra su séquito cuando Justin le dio un codazo en la cara. Justo cuando pensaba que casi terminaba, Brady volvió a balancearse nuevamente. Golpe tras golpe, Brady no parecía poder mantenerse. Ambos hombres estaban cubiertos de sudor, y jadeé cuando Brady falló otro puñetazo, golpeado su mano en un pilar de cemento. Cuando él se dobló, sosteniendo su puño por debajo de él, Justin lo acabó. Fue implacable, primero le dio con su rodilla en cara a Brady y luego lo golpeó repetidamente hasta que Brady tropezó y chocó con el suelo. El nivel del ruido creció cuando Tony dejó mi lado para tirar el cuadro rojo en el rostro ensangrentado de Brady.

Justin desapareció detrás de sus fans y yo presioné mi espalda contra la pared, buscando el camino a la puerta por la que entramos. Cuando alcancé la luz de la linterna fue un alivio enorme. Me preocupaba ser derribada y pisoteada. Mis ojos se quedaron enfocados en puerta, atenta a cualquier señal que la multitud comenzara a desparramarse en la pequeña habitación. Después de varios minutos, y ninguna señal de Justin, me preparé para regresar sobre mis pasos hasta la ventana. Con el número de personas tratando de salir a la vez, no estaba segura vagando por ahí.

Justo cuando comencé a caminar en la oscuridad, unos pasos crujieron contra el hormigón suelto en el suelo. Justin me buscaba en un ataque de pánico.
— ¡Pigeon!
— ¡Estoy aquí! —Lo llamé, corriendo a sus brazos.
Justin me volteó a ver y frunció el ceño. — ¡Casi me matas del susto! Por poco y tuve que comenzar otra pelea para conseguir llegar a ti... ¡Finalmente llego ahí y te has ido!
— Me alegro de que estás de vuelta. No deseaba perder mi camino en la oscuridad.
Toda preocupación dejó su rostro, y sonrió ampliamente —Creo que has perdido la apuesta.
Tony llegó, me miró y, luego miró encolerizada a Justin. —Tenemos que hablar.
Justin me guiñó un ojo. —Quédate aquí. Ya regreso.
Desaparecieron en la oscuridad. Tony alzó su voz un par de veces, pero no podía entender lo que estaba diciendo. Justin volvió, metiendo un fajo de billetes en su bolsillo, y luego me ofreció una media sonrisa. —Vas a necesitar más ropa.
— ¿En serio vas a hacer que me quedé contigo durante un mes?
— ¿Habrías hecho que yo no tuviera sexo durante un mes?
Me reí, sabiendo que lo haría. —Mejor detengámonos en Morgan.
Justin dijo radiante —Esto será interesante.
Cuando Tony pasó caminando, estampó mis ganancias en mi palma, retirándose hacia la turba que se estaba dispersando. Justin levantó una ceja. — ¿Apostaste?
Sonreí y me encogí de hombros. —Pensé que debería tener la experiencia completa.
Me llevó a la ventana y luego trepó fuera, dándose la vuelta para ayudarme a subir y salir al aire fresco de la noche. Los grillos se escuchaban en las sombras, deteniéndose, sólo lo suficiente, para permitir que pasáramos. La hierba, que había forrado la acera, se entrelazaba en la suave brisa, recordándome el sonido que el océano hace cuando no estaba lo suficientemente cerca como para escuchar las olas romper. No hacía demasiado calor o demasiado frío; era una noche perfecta.
— ¿Por qué razón quieres me quede contigo, de todos modos? —Le pregunté.
Justin se encogió de hombros, metiendo las manos en sus bolsillos. —No sé. Todo es mejor cuando estás cerca.

La agradable calidez que sentí por sus palabras rápidamente se desvaneció con la visión de rojo, manchas ensuciaban su camiseta. —Ew. Estás cubierto de sangre.
Justin miró con indiferencia, y luego abrió la puerta, haciéndome señas para que entrara. Pasé con rapidez junto a Khloe, que estudiaba en su cama, encerrada entre los libros de texto que la rodeaban. —Las calderas fueron arregladas esta mañana. —dijo.
—Eso escuché. —dije buscando en mi armario.
—Hola. —Justin le dijo a Khloe. El rostro de ellase retorció, mientras analizaba la figura ensangrentada y sudorosa de Justin.
—Justin, esta es mi compañera de habitación, Khloe Lin. Khloe, Justin Bieber.
—Encantada de conocerte. —dijo Khloe, empujando sus gafas hasta el puente de su nariz. Ella observó mis abultadas maletas.
— ¿Te vas a mudar?
—Nop. Perdí una apuesta.
Justin irrumpió en carcajadas, agarrando mis maletas. — ¿Lista?
—Sí. ¿Cómo voy a conseguir llevar todo esto a tu apartamento? Vinimos en tu moto.
Justin sonrió y sacó su teléfono celular. Llevó mis maletas a la calle, y minutos más tarde, el Charger clásico negro de Christian se detuvo. La ventana del lado del pasajero bajó y Carly asomó su cabeza. — ¡Hola, Pollita!
—Hey, tú. Las calderas funcionan de nuevo en Morgan, ¿Aún te quedaras con Chris?
Ella guiñó un ojo. —Sí, pensé en quedarme esta noche. Escuché que perdiste una apuesta.
Antes de que pudiera hablar, Justin cerró la camioneta y Chris arrancó, con Carly chillando cuando cayó hacia atrás en el asiento. Caminamos hacia su Harley, y cuando envolví mis brazos alrededor de él, él descansó su mano en la mía. —Me alegro de que estuvieras allí esta noche, Pidge. Nunca me he divertido tanto en una pelea en mi vida.
Recargué mi barbilla sobre su hombro y sonreí. —Eso fue porque estabas tratando de ganar nuestra apuesta.
Él giró su cuello para que su cara quedara frente a la mía. —Maldita sea que si no lo estaba.
No había ninguna diversión en sus ojos, estaba serio, y él quería que yo lo viera. Mis cejas que se alzaron. — ¿Esa es la razón por la que estabas de mal humor hoy? ¿Por qué sabías habían arreglado las calderas, y yo me iría esta noche?
Justin no respondió; sólo sonrió mientras arrancaba su motocicleta. El viaje al apartamento fue inusitadamente lento. En cada semáforo, Justin cubriría bien mis manos con las suyas o descansaba su mano en mi rodilla. Las líneas se estaban difuminándose nuevamente, y me pregunté cómo sería pasar un mes juntos y no arruinarlo todo. Los cabos sueltos de nuestra amistad se enredaban de una manera que nunca imaginé.

Cuando llegamos al estacionamiento del apartamento, el Charger de Christian estaba en su lugar habitual.
Di dos pasos hacia delante. —Siempre odio cuando ellos han estado en casa durante un rato. Siento como si fuéramos a interrumpirlos.
—Acostumbrarte. Este será tu lugar por las próximas cuatro semanas —Justin sonrió y me dio la espalda—. Súbete.
— ¿Qué? —Sonreí.
—Vamos, te cargaré.
Reí y subí a su espalda, entrelazado mis dedos en su pecho cuando él corrió por las escaleras. Carly abrió la puerta antes de que lográramos llegar a la parte superior y sonrió. —Mírense ustedes dos. Si yo no los conociera mejor…
—Olvídalo, Carly. —dijo Christian desde el sofá. Carolyn sonrió como si ella hubiera dicho demasiado, y luego abrió aún más la puerta, para que pudiéramos pasar. Justin se desplomó contra el sillón reclinable. Grité cuando se recostó sobre mí. —Estás terriblemente alegre esta noche, Justin. ¿Qué lo ocasiona? —Carolyn apremió.
Me incliné para ver su rostro. Nunca lo había visto tan contento. —Acabo de ganar una gran cantidad de dinero, Carly. Dos veces lo que pensé que ganaría. ¿Por qué no estaría feliz?
Carolyn sonrió. —No, es algo más. —dijo, viendo como la mano de Justin acariciaba mi pierna. Ella tenía razón; él estaba diferente. Había un aire de paz a su alrededor, casi como si algún tipo de nueva alegría se hubiera establecido en su alma.
—Carolyn. —advirtió Christian.
—Bien, hablaré acerca de algo más. ¿No te invitó Drake a la fiesta de Sig Tau este fin de semana, ____?
La sonrisa de Justin desapareció y se giró hacia mí, esperando una respuesta.

La sonrisa de Justin desapareció y se giró hacia mí, esperando una respuesta. — ¿Er…si? ¿No vamos a ir todos?
—Allí estaré. —dijo Christian, distraído por la televisión.
—Y eso significa que yo voy. —sonrió Carolyn, mirando expectante a Justin. El me miró por un momento y luego dio un codazo a mi pierna. — ¿Él va a pasar a recogerte o algo?
—No, sólo me dijo sobre la fiesta.
La boca de Carolyn se extendió en una sonrisa maliciosa, casi meciéndose en anticipación. —Aunque dijo que él podría verte allí. Es muy lindo. —Justin le lanzó una mirada irritada a Carolyn y luego me miró. — ¿Irás?
—Le dije que lo haría. —Me encogí de hombros—. ¿Tú?
—Sí. —dijo sin vacilar. La atención de Christian se dirigió a Justin entonces. —La semana pasada dijiste que no irías.
—Cambié de parecer, Chris , ¿Cuál es el problema?
—Nada. —murmuró, retirándose a su dormitorio. Carolyn frunció su ceño hacia Justin. —Tú sabes cuál es el problema —dijo—. ¿Por qué no dejas de volverlo loco y sólo acabas con eso? —Se unió a Christian en su habitación y sus voces fueron reducidas a murmullos detrás de la puerta cerrada. —Bueno, me alegro de que todos los demás lo sepan. —dije. Justin se levantó. —Voy a tomar una ducha rápida.
— ¿Sucede algo con ellos? —Le pregunté.
—No, él sólo está paranoico.
—Es debido a nosotros. —adiviné. Los ojos de Justin se iluminaron y asintió.
— ¿Qué? —Pregunté, viéndolo sospechosamente.
—Tienes razón. Es por nosotros. No te duermas, ¿Está bien? Quiero hablarte acerca de algo.
Caminó hacia atrás unos pasos y desapareció detrás de la puerta del baño. Retorcí mi pelo en mi dedo, dándole vueltas a la manera en que enfatizó la palabra nosotros y la mirada en su rostro cuando la había dicho. Me preguntaba si de hecho se había equivocado, y si finalmente yo era la única que consideraba que Justin y yo sólo éramos amigos.

Christian salió abruptamente de su habitación, y Carolyn corrió tras él. — ¡Chris, no lo hagas! —Le rogó. Él miró atrás, a la puerta del baño, y luego a mí. El volumen de su voz era bajo, pero enojado. —Lo prometiste, ____. Cuando te dije que tuvieras juicio. ¡No me refería a que ustedes dos se involucraran! ¡Pensé que sólo eran amigos!
—Lo somos. —dije, aturdida por su ataque sorpresa. —No. ¡No lo son! —dijo furioso. Carolyn tocó su hombro. —Bebé, te dije que estará bien.
Retiró su agarre. — ¿Por qué presionas esto, Carly? ¡Te dije lo que va a suceder!
Ella agarró su rostro con ambas manos. — ¡Y yo te dije que no lo haré! ¿No confías en mí?
Christin suspiró, mirándola a ella, a mí, y luego se fue pisando fuerte a su habitación.

Carolyn de dejó caer en el sillón reclinable junto a mí y bufó. —Simplemente no puedo conseguir meterle en la cabeza que si Justin y tú funcionan o no lo hacen, no nos afecta. Pero él no me cree.
— ¿De qué estás hablando, Carly? Justin y yo no estamos juntos. Sólo somos amigos. Lo escuchaste temprano… él no está interesado en mí de esa manera.
— ¿Escuchaste eso?
—Bueno, sí.
— ¿Y lo crees?
Yo me encogí de hombros. —No importa. Nunca podrá ocurrir. Me dijo que él no me ve así, le tiene fobia al compromiso, sería difícil para mí encontrar una chica aparte de ti con la que él no ha dormido, y no puedo aguantar sus cambios de humor. No puedo creer Chris piense lo contrario.
—Porque no sólo él conoce a Justin… él ha hablado con Justin, _____.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Carly? —Christian la llamó desde el dormitorio. Carolyn suspiró. —Eres mi mejor amiga. Creo que te conozco mejor de lo que tú te conoces a veces. Los veo juntos, y la única diferencia entre Chris y yo, y Justin y tú, es que nosotros tenemos sexo. ¿Aparte de eso? No hay diferencia.
—Hay una enorme diferencia. ¿Chris trae diferentes chicas a la casa cada noche? ¿Vas a ir a la fiesta mañana para salir con un chico con claras citas potenciales? Sabes que no me puedo involucrar con Justin, Carly. Ni siquiera sé por qué lo estamos discutiendo.
La expresión de Carolyn se convirtió en decepción. —No estoy viendo cosas, ____. Has pasado casi cada momento con él durante el último mes. Admítelo, tienes sentimientos por él.
—Supéralo, Carly. —dijo Justin, apretando su toalla alrededor de su cintura. Carolyn y yo saltamos al sonido de la voz de Justin, y cuando mis ojos encontraron los suyos, pude ver que la felicidad se había ido. Caminó por el pasillo sin decir otra palabra, y Carolyn me miró con una expresión triste. —Creo que estás cometiendo un error. —susurró— No necesitas ir a esa fiesta para encontrar un chico, tienes uno que está loco por ti aquí. —dijo, dejándome sola. Me mecí en el sillón reclinable, todo lo que había sucedido en la semana pasada se reprodujo en mi mente. Christian estaba enfadado conmigo, Carolyn estaba decepcionada en mí, y Justin… había pasó de ser la persona más feliz que nunca había visto, a estar tan ofendido que no hablaba. Estaba demasiado nerviosa para subirme a la cama con él, estuve mirando el reloj cambiar minuto a minuto.

Había pasado una hora cuando Justin salió de su habitación y se dirigió al final del pasillo. Cuando rodeó la esquina, esperaba que él me pidiera que fuera a la cama, pero él iba vestido y tenía las llaves de su motocicleta en su mano. Sus gafas de sol escondían sus ojos, y puso un cigarrillo en su boca antes de agarrar el pomo de la puerta — ¿Saldrás? —Le pregunté, sentada— ¿A dónde vas?
—Fuera. —dijo, abriendo la puerta, y luego azotándola detrás de él.
Me volví a recostar en el sillón y lancé un resoplido. De alguna manera me había convertido en el villano y no tenía ni idea de cómo había logrado llegar aquí. Cuando el reloj sobre la televisión señaló las dos de la mañana, finalmente renuncie y fui a la cama. El colchón era solitario sin él, y la idea de llamar a su celular se mantuvo arrastrándose por mi mente.

Casi me había quedado dormida cuando la motocicleta de Justin entró en el estacionamiento. Dos puertas de automóviles se cerraron poco después, y luego varios pares de pasos subieron las escaleras. Justin luchó con la cerradura, y luego abrió la puerta. Él se rió y dijo algo entre dientes y entonces escuché voces femeninas, no una, sino dos. Sus risas fueron interrumpidas por el sonido distintivo de besos y gemidos. Mi corazón se hundió, e instantáneamente estuve enfadada por sentirme de esa manera. Mis ojos se cerraron cuando una de las chicas chilló y entonces estuve segura de que el sonido siguiente fue el de ellos tres desplomándose en el sofá.
Consideré pedirle a Carolyn sus llaves, pero la puerta de Christian estaba directamente a la vista del sofá, y mi estómago no era lo suficientemente fuerte para ser testigo de la imagen que venía junto con los ruidos en la sala de estar. Enteré mi cabeza bajo la almohada y luego cerré mis ojos cuando se abrió la puerta. Justin caminó a través de la habitación, abrió el cajón superior mesilla de noche, tomó unos condones, y luego, cerró el cajón y corrió por el pasillo. Las chicas se rieron por lo que pareció ser una media hora, y luego todo estuvo silencioso. Segundos más tarde, gemidos y gritos llenaron el apartamento. Sonaba como si una película pornográfica estuviera siendo filmada en la sala de estar. Cubrí mi rostro con mis manos y sacudí la cabeza. Donde fuera que estuvieran las líneas que habían estado borrosas o desapareciendo en la última semana, habían surgido un impenetrable muro de piedra en su lugar. Sacudí mis ridículas emociones, obligándome a relajarme. Justin era Justin, y éramos, sin duda, amigos, y sólo amigos. El griterío, y otros ruidos nauseabundos se acabaron después de una hora, seguidos de quejas y murmuraciones por parte de las mujeres, después de ser despedidas. Justin se dio una ducha y luego se desplomó en su lado de la cama, dándome la espalda. Incluso después de su ducha, olía como si hubiera bebió suficiente whisky para sedar a caballo, y yo estaba lívida de saber que él había manejado su motocicleta a casa en ese estado. Después de que desapareció la incomodidad, y la ira se debilitó, aún no podía dormir. Incluso cuando las respiraciones de Justin fueron profundas, me senté a mirar el reloj. El sol iba a salir en menos de una hora. Retiré las cobijas de mí, caminé por el pasillo y tomé una manta del gabinete de la sala. La única prueba del trío de Justin eran dos paquetes de preservativos vacíos en el suelo. Pasé sobre ellos y me dejé caer sobre el reclinable. Cerré mis ojos.

Cuando los volví a abrir, Carolyn y Christian estaban sentados tranquilamente en el sofá mirando una muda televisión. El sol había iluminado el apartamento y me estremecí cuando mi espalda se quejó por cualquier intento de movimiento. La atención de Carolyn fue rápidamente a mí. — ¿____? —dijo, corriendo a mi lado. Me miró con ojos cautelosos. Ella estaba esperando enojo, o lágrimas o algún otro arrebato de carga emocional.
Christian lucía miserable. —Lamento lo de anoche, _____. Esto es mi culpa.
Sonreí. —Está bien, Chris. No tienes que pedir disculpas.
Carolyn y Christian compartieron una mirada y luego ella agarró mi mano. —Justin fue a la tienda. Él está…ugh, no importa como está. Empaqué tus cosas y te llevaré a los dormitorios antes de que él esté en casa, así no tendrás que lidiar con él.
No fue hasta ese momento que me dieron ganas de llorar; estaba sido echada. Luché para mantener mi voz suave antes de hablar. — ¿Tengo tiempo para tomar una ducha?
Carolyn sacudió su cabeza. —Sólo vámonos, _____, no quiero que tengas que verlo. Él no merece que…
La puerta se abrió de golpe, y Justin entró caminando, con los brazos llenos de bolsas de comestibles. Caminó directamente a la cocina, trabajando frenéticamente para meter las latas y cajas en los gabinetes.
—Cuando Pidge se despierte, hágamelo saber, ¿Vale? —dijo, en una voz suave— Traje espagueti, mezcla para panqueques, y fresas, y esa avena de mierda con los paquetes de chocolate, y a ella le gusta el cereal de Fruity Pebbles, ¿Verdad, Carly? —Preguntó, dándose la vuelta. Cuando me vio, se congeló. Después de una pausa incómoda, su expresión se derritió y su voz era suave y dulce. —Hola, Pigeon.


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Hola .! como pasaron las fiestas? espero que super, aqui en mi casa se ah llendo de parientes no eh tenido casi tiempo para estar en la compu, hago lo que puedo desde el celu y el estupido blogger no me funciona ¬¬ 
Estas aburrida? Tenes ganas de leer un entretenida novela de tu idolo? Estas leyendo esto como un comercias okno .-. Aqui les dejo el link de la novela de una de mis lectoras, se las recomiendo a mi me encanta y la escritora es simpatiquisima Andreita Love :) http://www.dejameamarteamiforma.blogspot.com.es Espero que se pasen ;)

Bueno linduras espero que esten bien un besoo grandisimo .!

LoVe... LoVe...

sábado, 28 de diciembre de 2013

Capitulo 7




—Estoy hablando, Justin—dije, empujándolo. Su camisa estaba húmeda del circo en la pista de baile y yo hice un espectáculo limpiando mi mano en mi falda.
Justin hizo una cara. — ¿Ni siquiera conoces a este chico?
—Este es Ethan. —dije, enviándole a mi nuevo amigo la mejor sonrisa coqueta que pude hacer.
Él me giñó un ojo y luego miró Justin, extendiéndole su mano. —Un placer en conocerte.
Justin me dio una mirada gélida y yo suspiré. —Ethan, este es Justin. —murmuré.
—Justin Bieber —dijo, mirando fijamente la mano de Ethan como si quisiera arrancarla.
Los ojos de Ethan se ampliaron y él retiró torpemente su mano. — ¿Justin Bieber? ¿Justin Bieber de Eastern?
Descansé mi mejilla en mi puño, temiendo por el inevitable intercambió de historias, llenas de testosterona, que pronto ocurriría. Justin estiró su brazo detrás de mí, sujetando la barra.
—Sí, ¿Qué con eso?
—Te vi luchar contra Shawn Jenks el año pasado, hombre. ¡Pensé que iba a presenciar la muerte de alguien!
Justin lo miró con ira. — ¿Quieres verlo otra vez?
Ethan rió una vez, sus ojos pasaron entre nosotros. Cuando se dio cuenta de que Justin hablaba en serio, sonrió disculpándose y se fue. — ¿Estás lista, ahora? —preguntó bruscamente.
—Eres un completo idiota, ¿Sabes?
—Me han llamado peor. —dijo ayudándome a levantarme.

Seguimos a Carolyn y a Christian al coche y cuando Justin intentó agarrar mi mano para dirigirme a través del estacionamiento, la tiré lejos de un jalón. Él se dio la vuelta para encarame y yo me detuve de pronto, inclinándome hacia atrás cuando él estuvo a pocos centímetros de mi cara.
— ¡Debería simplemente besarte y superarlo! —gritó—. ¡Estás siendo ridícula! Besé tu cuello, ¿Y qué?
Pude oler la cerveza y los cigarrillos en su aliento y lo empujé. —No soy una amiga para fornicar, Justin.
Él sacudió su cabeza en incredulidad. — ¡Nunca dije que lo fueras! ¡Estás conmigo las veinticuatro horas del día, duermes en mi cama, pero la mitad del tiempo actúas como si no quisieras que te vieran conmigo!
— ¡Vine aquí contigo!
—Nunca te he tratado con algo más que respeto, Pidge.
Me quedé quieta. —No, sólo me tratas como tú propiedad. ¡No tenías derecho a ahuyentar a Ethan así!
— ¿Sabes quién es Ethan? —preguntó. Cuando sacudí mi cabeza, él se inclinó más cerca— Yo sí. Fue arrestado el año pasado por agresión sexual, pero los cargos fueron retirados.
Crucé mis brazos. —Oh, ¿Así que tienen algo en común?
Los ojos de Justin se redujeron y los músculos de su mandíbula se estremecieron bajo su piel. — ¿Me estás llamando violador? —dijo en un tono frío y bajo.
Apreté mis labios juntos, incluso más enojada porque tenía razón. Lo había llevado demasiado lejos. —No, ¡Yo sólo estoy molesta contigo!
—He estado bebiendo, ¿De acuerdo? Tu piel estaba a tres centímetros de mi cara, eres hermosa y hueles malditamente increíble cuando sudas. ¡Te besé! ¡Lo siento! ¡Supéralo!
Su excusa hizo que las comisuras de mi boca se elevaran. — ¿Crees que soy hermosa?
Él frunció el ceño con disgusto. —Eres guapísima y lo sabes. ¿Por qué estás sonriendo?
Traté de sofocar mi diversión en vano. —Nada. Vámonos.
Justin rió una vez y sacudió la cabeza. — ¿Que…? ¿Tú…? ¡Tú eres un grano en el trasero! —Gritó, dándome una mirada asesina. No podía dejar de sonreír, y tras unos segundos, la boca de Justin curvó. Él sacudió su cabeza una vez más y entonces pasó su brazo alrededor de mi cuello— Me estás volviendo loco. ¿Sabías?

En el apartamento, todos entramos tropezándonos por la puerta. Fui directamente al baño, a lavarme el humo del cabello. Cuando salí de la ducha, vi que Justin me había traído una de sus camisetas y un par de sus bóxers para cambiarme. La camiseta me engulló y los bóxers desaparecieron bajo la camisa. Me aventé a la cama y suspiré, todavía sonriendo por lo que me había dicho en el estacionamiento. Justin me miró fijamente por un momento y sentí una punzada en mi pecho. Tuve unas ganas casi ansiosas de agarrar su rostro y estampar mi boca sobre la suya, pero luché contra el alcohol y las hormonas que corrían a través de mi sangre.
—Buenas noches, Pidge —susurró, girándose.
Me moví nerviosamente, aún no estaba lista para irme a dormir. — ¿Justin? —dije, inclinándose hasta descansar mi mentón en su hombro.
— ¿Sí?
—Sé que estoy borracha y acabamos de tener una enorme pelea sobre esto, pero…
—No voy a tener sexo contigo, así que deja de preguntar —dijo, aun dándome la espalda.
— ¿Qué? ¡No! —Chillé.
Justin se rió y se giró, mirándome con una expresión suave. — ¿Qué, Pigeon?
Suspiré. —Esto… —dije, recostando mi cabeza sobre su pecho y pasando mis brazos a través de su cintura, acurrucándome contra él lo más que me fue posible.
Él se puso tenso y levantó sus manos, como si no supiera cómo reaccionar. —Estás borracha.
—Lo sé. —dije, demasiado intoxicada para estar avergonzada.
Él relajó una mano contra mi espalda y la otra sobre mi cabello mojado y luego presionó sus labios en mi frente. —Eres la mujer más confusa que he conocido.
—Es lo menos que puedes hacer después de asustar al único chico que se me acercó esta noche.
— ¿Te refieres a Ethan el violador? Sí, te debo una por eso.
—No importa. —dije, sintiendo el comienzo de un rechazo venir.
Agarró mi brazo y lo sostuvo en su estómago para evitar que me alejara. —No, lo digo en serio. Tienes que ser más cuidadosa. Si no estuviera ahí… Ni siquiera quiero pensar en ello. ¿Y ahora esperas que me disculpe por ahuyentarlo?
—No quiero que te disculpes. Ni siquiera es por eso.
—Entonces, ¿Por qué es? —preguntó, buscando en mis ojos algo. Su rostro estaba a pocos centímetros del mío y pude sentir su aliento en mi boca.
Fruncí el ceño. —Estoy borracha, Justin. Es la única excusa que tengo.
— ¿Quieres que te abrace hasta que te quedes dormida?
No contesté.
Él giró para mirarme directamente a los ojos. —Debería decir que no para probar un punto. —dijo, sus cejas se juntaron— Pero me odiaría a mí mismo más tarde si digo que no y nunca me preguntas otra vez.
Recosté mi mejilla contra su pecho, y sus brazos me apretaron, suspirando. —No necesitas una excusa, Pigeon. Todo lo que tienes que hacer es pedirlo.

Me estremecí, debido a la luz del sol, que pasaba través de la ventana y la alarma sonando en mi oído. Justin aún estaba dormido, rodeándome con sus brazos y sus piernas. Maniobré un brazo libre para alcanzar el botón de dormitar. Pasé mis manos por mi cara, volteé a verlo, durmiendo sonoramente a dos centímetros de mi cara.
—Oh, Dios mío. —susurré, preguntándome cómo habíamos conseguido estar tan enredados. Tomé una respiración profunda y la contuve, mientras trabajaba en librarme de sus garras.
—Detente, Pidge, estoy dormido. 
—Balbuceó, apretándome contra él. 

Después de varios intentos, finalmente me deshice de su agarre y me senté al borde de la cama, mirando hacia su cuerpo medio desnudo envuelto entre las cobijas. Lo observé por un momento y suspiré. Las líneas se estaban haciendo borrosas y era mi culpa. Su mano se deslizó a través de las sabanas y tocó mis dedos. — ¿Qué pasa, Pigeon? —dijo, apenas abriendo los ojos.
—Voy por un vaso de agua, ¿Quieres algo?
Justin sacudió su cabeza y cerró los ojos, aplastando su mejilla contra el colchón.

—Buenos días, _____. —dijo Christian desde el sillón reclinable cuando di vuelta en la esquina.
— ¿Dónde está Carly?
—Todavía durmiendo. ¿Qué haces despierta tan temprano? —preguntó, mirando el reloj.
—Sonó la alarma, pero siempre me despierto temprano después que bebo. Es una maldición.
—Yo también. —asintió.
—Será mejor que levantes a Carly. Tenemos clase en una hora —dije, abriendo el grifo e inclinándome para tomar un sorbo.
Christian asintió. —Sólo iba a dejar que durmiera.
Sacudí mi cabeza. —No lo hagas. Ella se molestara mucho si no asiste.
—Oh —dijo, poniéndose de pie— Creo que será mejor despertarla, entonces. —Dio la vuelta—. ¿Oye, ____?
— ¿Sí?
—No sé qué está pasando contigo y Justin, pero sé que él va a hacer algo estúpido para molestarte. Es un tic que tiene. Él no se encariña con alguien muy a menudo y por el motivo que sea a ti te lo está permitiendo. Pero tienes que pasar por alto sus demonios. Es la única manera que él lo sabrá.
— ¿Sabrá qué? —Le pregunté, elevando una ceja ante su discurso melodramático.
—Si vas subir por la pared. —respondió simplemente.
Sacudí a mi cabeza y reí. —Lo que tú digas, Chris.
Christian se encogió de hombros y luego desapareció en su dormitorio. Escuché murmullos suaves, un gemido de protesta y, a continuación, la dulce risa de Carolyn. Removí la avena en mi plato y apreté el jarabe de chocolate mientras lo revolvía.
—Eso es asqueroso, Pidge —dijo Justin, vistiendo sólo un par de bóxers verdes. Frotó sus ojos y sacó una caja de cereales del gabinete.
—Buenos días, también para ti —dije, cerrando la tapa de la botella.
—He oído que se aproxima tu cumpleaños. Lo último de tu adolescencia —sonrió, sus estaban ojos rojos e hinchados.
—Sí… No soy una gran persona de cumpleaños. Creo que Carly me llevara a cenar o algo. —Sonreí— Puedes venir si quieres.
—Está bien —se encogió de hombros— ¿Es de este domingo en ocho?
—Sí.
— Okay. Vas a llegar tarde. Mejor vístete.
—Viajo con Carly.
Podría decir que él estaba actuando intencionalmente calmado cuando se encogió de hombros. —Como sea. —dijo, dándome la espalda para terminar su cereal.

—Definitivamente él está mirándote. —susurró Carolyn, inclinándose para echar un vistazo por el salón.
—Deja de mirar, tonta, él va a verte.
Carolyn sonrió y saludó. —Ya me vio. Aún está mirando.
Dudé por un momento y luego finalmente junté el suficiente valor para voltear en su dirección. Drake tenía su mirada fija en mí, sonriendo. Le regresé la sonrisa y entonces fingí escribir algo en mi laptop.
— ¿Aun está mirando? —Murmuré.
—Sí. —ella rió.
Después de clase, Drake me detuvo en el pasillo. —No te olvides de la fiesta este fin de semana.
—No lo haré. —dije, intentando no pestañear mucho o hacer alguna otra cosa más ridícula.

Carolyn y yo caminamos hacia la cafetería, sobre el césped, para encontrarnos con Justin y con Christian para el almuerzo. Ella todavía se estaba riendo acerca del comportamiento de Drake cuando se acercaron Christian y Justin.
—Hola, bebé. —dijo Carolyn, besando a su novio, públicamente, en la boca.
— ¿Qué es tan gracioso? —preguntó Christian.
—Oh, un chico en clase se le quedó mirando a ____ durante toda la hora. Fue adorable.
—Siempre y cuando él estaba mirando a ____. —Christian guiñó un ojo.
— ¿Quién era? —Justin hizo una mueca.
Ajusté mi mochila, provocando que Justin la deslizara fuera de mis brazos y la sostuviera. Sacudí mi cabeza. —Carly está imaginando cosas.
— ¡____! ¡Gran y gorda mentirosa! Era Drake Harris, y él estaba siendo tan obvio. El chico prácticamente estaba babeando.
La expresión de Justin se transformó en disgusto. — ¿Drake Harris?
Christian tiró de la mano de Carolyn. —Vamos a almorzar. ¿Disfrutarás de la fina cocina de la cafetería esta tarde?
Ella lo besó de nuevo en respuesta y Justin y yo los seguimos. Me senté con mi bandeja entre Carolyn y Brody, pero Justin no se sentó en su asiento normal frente a mí. En vez de eso, se sentó en un lugar más allá. Fue entonces que me di cuenta que él no había dicho mucho mientras caminábamos a la cafetería.
— ¿Estás bien, Justin? —Le pregunté.
— ¿Yo? Bien, ¿Por qué? —dijo, suavizado las facciones de su rostro.
—Es sólo que has estado callado.
Varios miembros del equipo de fútbol se acercaron a la mesa y se sentaron, riendo ruidosamente. Justin parecía un poco molesto mientras removía la comida en su plato. Lucas Jenks arrojó una papa francesa al plato de el.
— ¿Qué hay de nuevo Justin? Escuché que te tiraste a Tina Martin. Ella está barriendo tu nombre por el barro el día de hoy.
—Cállate, Jenks. —dijo Justin, manteniendo los ojos en su comida.
Me incliné hacia adelante para que el fornido gigante sentado frente a Justin pudiera experimentar toda la fuerza de mis reflejos. —Déjalo, Lucas.
Los ojos de Justin se clavaron en los míos —Puedo defenderme a mí mismo, ____.
—Lo siento, yo…
—No quiero que lo sientas. No quiero que hagas nada. —dijo bruscamente, empujándose fuera de la mesa, y salió muy furioso por la puerta. Brody me miró con las cejas elevadas. — ¡Whoa! ¿Por qué fue todo eso?
Inserté un Tater Tot en mi tenedor, y sin aliento dije —No lo sé.
Christian acarició mi espalda. —No es nada que tú hayas hecho, ____.
—Sólo que a él le están sucediendo cosas en este momento. —añadió Carolyn.
— ¿Qué tipo de cosas? —Pregunté. Christian se encogió de hombros y centró su atención en su plato.
—Ya deberías saber que se requiere de paciencia y una actitud indulgente para ser amigo de Justin. Él es su propio universo.

Sacudí mi cabeza. —Ese es el Justin que todos los demás ven… no él Justin que yo conozco.
Christian se inclinó hacia adelante. —No hay ninguna diferencia. Sólo tienes que seguir la corriente.
Después de clase me fui con Carolyn al apartamento, para descubrir que la motocicleta de Justin no estaba. Fui a su habitación y me enrosqué en una bola en su cama, descansando mi cabeza sobre mi brazo. Justin estaba bien esta mañana. Por más tiempo que habíamos pasado juntos, yo no podía creer que no hubiera visto que algo lo había estado molestando. No sólo eso, me preocupaba que Carolyn parecía saber lo que estaba sucediendo y yo no. Mi respiración se normalizó y mis ojos se volvieron pesados; no mucho después me quedé dormida. Cuando mis ojos se abrieron nuevamente, el cielo nocturno había oscurecido la ventana.

El sonido amortiguado de unas voces se filtraba por el pasillo de la sala, incluyendo el tono profundo de Justin. Me deslicé por el pasillo y luego me congelé cuando escuché mi nombre.
—____ lo entiende, Justin. No te tortures. —dijo Christian.
—Ya van a ir a la fiesta. ¿Dónde está el daño en invitarla a salir? —preguntó Carolyn.
Me quedé quieta, esperando su respuesta. —No quiero salir con ella; Sólo quiero estar a su alrededor. Ella es…diferente.
— ¿Cómo diferente? —le preguntó Carolyn, sonando irritada.
—Ella no sigue mis ****adas, es refrescante. Lo dijiste tú misma, Carly. Yo no soy su tipo. Simplemente no es… de esa forma con nosotros.
—Estás más cerca de ser su tipo de lo que crees. —dijo Carolyn.
Retrocedí tan silenciosamente como pude, y cuando las tablas de madera crujieron bajo mis pies descalzos, alcancé la puerta del dormitorio de Justin y la cerré y luego caminé por el pasillo.
—Hola, _____—Carolyn sonrió—. ¿Cómo estuvo tu siesta?
—Estuve inconsciente durante cinco horas. Es más cercano a un coma que a una siesta.
Justin me miró fijamente por un momento y cuando le sonreí, él caminó directamente hacia mí, agarró mi mano y me jaló al pasillo de su dormitorio. Cerró la puerta y yo sentí mi corazón golpeando en mi pecho, preparándose para que él dijera otra cosa para aplastar a mi ego.
Levantó sus cejas. —Lo siento, Pidge. Fui un imbécil contigo.
Me relajé un poco, viendo el remordimiento en sus ojos. —No sabía que estabas enojado conmigo.
—No estaba enojado contigo. Es sólo que tengo la mala costumbre de desquitarme con quienes me preocupan. Es una excusa pobre de mierda, lo sé, pero lo siento. —me dijo, envolviéndome en sus brazos.
Puse mi mejilla contra su pecho, recargándome. — ¿Por qué estabas enojado?
—No es importante. Lo único que me preocupa eres tú.
Me incliné hacía tras para verlo. —Puedo manejar tus rabietas.
Sus ojos analizaron mi cara durante un momento antes de que una pequeña sonrisa se extendiera por sus labios. —No sé por qué me aguantas, y no sé lo que haría si no lo hicieras.
Pude oler la mezcla de cigarrillos y menta en su aliento, y miré sus labios, mi cuerpo estaba reaccionando ante la cercanía que teníamos. La expresión de Justin cambió y su respiración vaciló, él también lo había notado.
Me incliné infinitesimalmente, y luego ambos saltamos cuando sonó su teléfono celular. Él suspiró, sacándolo del bolsillo. —Sí. ¿Hoffman? Jesús… De acuerdo. Será grande y fácil. ¿Jefferson? —Me miró y giñó un ojo—Estaremos ahí. —Colgó y tomó mi mano—. Ven conmigo. —Me sacó al final del pasillo—. Era Tony—Le dijo a Christian—. Brady Hoffman estará en Jefferson en noventa minutos.
Christian asintió y se levantó, sacó su celular de su bolsillo. Después de unos momentos, repitió lo que Justin le había dicho por su teléfono, colgó, marcó nuevamente y repitió una vez más la información. Él marcó otro número mientras cerraba la puerta de su habitación detrás de él.
—Aquí vamos —dijo Carolyn, sonriendo—. ¡Sera mejor que nos arreglemos!
El aire en el apartamento estaba tenso y optimista al mismo tiempo. Justin parecía el menos afectado, poniéndose sus botas y una camiseta blanca, como si él estuviera preparándose para ir a hacer un encargo.
Carolyn me llevó al final del pasillo, al dormitorio de Justin y frunció el ceño. —Tienes que cambiarte, _____. No puedes usar eso en la lucha.
— ¡Llevaba un maldito cardigán la última vez y no dijiste nada! —Protesté.
—No pensé que irías la última vez. Toma —Me arrojó ropa— Póntelo.
— ¡No usaré esto!
— ¡Vámonos! —Llamó Christian desde la sala de estar.
— ¡Rápido! —dijo Carolyn bruscamente, corriendo hacia la habitación de Christian.

Me puse la escotadísima y ajustada blusa amarilla sin mangas, y los pantalones vaqueros de corte bajo que Carolyn mérica me lanzó, y luego deslicé mis pies en un par de tacones, pasé un cepillo por mi cabello mientras caminaba hacía final del pasillo. Carolyn salió de su habitación con un vestido corto de color verde y tacones que hacían juego, y cuando dimos vuelta en la esquina, Justin y Christian estaban de pie en la puerta. La boca de Justin cayó abierta. —Oh, carajo no. ¿Está intentando matarme? Tienes que cambiarte, Pidge.
— ¿Qué? —pregunté, mirando hacia abajo. Carolyn puso sus manos en sus caderas. —Ella se ve linda, Justin, ¡Déjala en paz!
Justin tomó mi mano y me llevó al final del pasillo. —Ponte una playera…y unos tenis. Algo cómodo.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Porque voy a estar más preocupado por quien está mirando tus tetas, en esa camiseta, que por Hoffman. —dijo, deteniéndose en su puerta.
— ¿Pensé que habías dicho que no te importaba nada lo que todos los demás pensaran?
—Ese es un escenario diferente, Pigeon. —Justin bajó su mirada a mi pecho y luego la subió a mí rostro— No puedes usar eso en la pelea, así que por favor… sólo… por favor sólo cámbiate. —Tartamudeó, empujándome a la habitación y encerrándome.
— ¡Justin! —grité. Pateando mis tacones y metiendo los pies en mis Converse. Luego me quité la blusa, lanzándola al otro lado de la habitación. Jalé sobre mi cabeza la primera camiseta de algodón que mis manos tocaron y luego corrí hacía el pasillo, deteniéndome en la puerta. — ¿Mejor? —dije respirando con dificultad, peinando mi cabello en una cola de caballo.
— ¡Sí! —dijo Justin, aliviado—. ¡Vámonos!

Corrimos hasta el estacionamiento. Salté sobre la parte trasera de la motocicleta de Justin, mientras él arrancaba el motor, y nos fuimos, volando por el camino hacia la universidad. Sujeté fuertemente su cintura anticipadamente; la prisa de salir por la puerta había enviado adrenalina que estaba emergiendo por mis venas.
Justin condujo sobre la acera, estacionando su moto en las sombras detrás del edificio de artes liberales de Jefferson. Empujó sus gafas de sol a la cima de su cabeza y luego agarró mi mano, sonriendo mientras nos dirigimos a la parte de atrás del edificio. Se detuvo en una ventana abierta, cerca del suelo.
Mis ojos se ampliaron cuando caí en cuenta. —Estás bromeando.
Justin sonrió. —Esta es la entrada VIP. Deberías ver cómo entra todo el mundo.
Sacudí mí cabeza cuando el metió las piernas a través de la ventana y desapareció. Me agaché y lo llamé inconscientemente: — ¡Justin!
—Aquí abajo, Pidge. Sólo entra con los pies primero, yo te atraparé.
— ¡Estás completamente loco si crees que voy a saltar hacia la oscuridad!
— ¡Yo te atraparé! ¡Lo prometo! ¡Ahora trae tu culo aquí!
Suspiré, tocando mi frente con mi mano. — ¡Esto es una locura!
Me senté, y rápidamente me empujé hacia delante, hasta que la mitad de mi cuerpo estaba colgando en la oscuridad. Me giré sobre mi estómago y estiré mis pies, buscando sentir el piso. Esperé que mis pies tocaran la mano de Justin, pero perdí mi agarre y chillé cuando caí hacia atrás. Un par de manos me agarraron, y escuché la voz de Justi en la oscuridad. —Caes como una niña. —Se rió. Descendió mis pies al suelo y, luego me adentró aún más en la oscuridad. Después de una docena de pasos, pude oír los gritos familiares de nombres y números, y luego la sala iluminada. Una linterna colocada en la esquina iluminaba la sala sólo lo suficiente para que pudiera distinguir la cara de Justin. — ¿Qué estamos haciendo?
—Esperar. Tony tiene que decir su discurso antes de que yo entre.
Me puse nerviosa. — ¿Debo esperar aquí, o debo entrar? ¿A dónde voy cuando se inicia la pelea? ¿Dónde están Chris y Carly?
—Fueron por el otro lado. Sólo sígueme, no te enviaré a ese agujero de tiburones sin mí. Permanece junto a Tony, él evitará que te aplasten. No puedo estar cuidándote y lanzando golpes al mismo tiempo.
— ¿Aplastar?
—Va a venir más gente aquí esta noche. Brady Hoffman es de State. Ellos tienen su propio círculo allí. Va a ser nuestra gente y su gente, por lo que el lugar va a ser una locura.
— ¿Estás nervioso? —Le pregunté.
Él sonrió, mirándome. —No. Aunque tú pareces un poco nerviosa.
—Tal vez. —admití.
—Si te hace sentir mejor, no dejaré que me toque. Ni siquiera dejaré que me de uno para hacerlo sentir mejor.
— ¿Cómo vas a lograr eso?
Se encogió de hombros. —Normalmente dejo que me den uno, para que parezca justo.
— ¿Tú…? ¿Dejas que las personas te golpeen?
— ¿Qué tan divertido sería si sólo masacrara a alguien y nunca consiguieran darme un puñetazo? No es bueno para los negocios, nadie apostaría contra mí.
—Qué gran mierda. —dije, cruzando mis brazos.
Justin levantó una ceja. — ¿Piensas que estoy bromeando?
—Me cuesta creer que sólo consigues un golpe cuando dejas que te golpeen.
— ¿Te gustaría hacer una apuesta de eso, _____ Middleton? —Él sonrió, con sus ojos animados.
Sonreí. —Acepto esa apuesta. Creo que él te anotará uno.
— ¿Y si él no lo hace? ¿Qué ganaré? —preguntó. Me encogí de hombros, mientras que los gritos al otro lado del muro crecían hasta ser un rugido. Tony saludó a la multitud y luego comenzó a decir las reglas. La boca de Justin se extendía en una amplia sonrisa. —Si ganas, no tendré sexo durante un mes. —Levante una ceja y él sonrió de nuevo— Pero si gano, tienes que estar conmigo durante un mes.
— ¿Qué? ¡Me quedo contigo de todos modos! ¿Qué tipo de apuesta es esa? —Grité sobre el ruido.
—Que arreglaron las calderas en Morgan hoy. —Justin sonrió. Una sonrisa presumida se extendió por mi cara mientras Tony dijo el nombre de Justin. —Cualquier cosa vale la pena por verte intentar la abstinencia para variar.
Justin besó mi mejilla y luego salió, manteniéndose erguido. Lo seguí, y cuando pasé a la habitación de al lado, me sorprendí de ver el número de personas que se habían apretujado en el pequeño espacio. Todos estaban de pie, pero los empujones y los gritos sólo aumentaron una vez que entramos en la sala. Justin asintió en mi dirección, y luego la mano de Tony estaba sobre mis hombros, jalándome a su lado.


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Holaaaaa.! como pasaron las fiestas?? Espero que bien :3 Gracias por pasarse por la nove y ya saben, los comentarios los respondo en la misma entrada osea la anterior asi es mas rapido y no se me complica mucho :P
les dejo mi twitter asi me avisan que son lectoras del blog vale? @lulubiebs15
Un besoooo grande y espero que esten bien :)
Bye...


LoVe... LoVe...

domingo, 22 de diciembre de 2013

Capitulo 6





La puerta se abrió de nuevo y Carolyn entró. — ¡Arriba, arriba, levántate y brilla! —Sonrió, bostezando.
—Te pareces a tu madre, Carly. —me quejé, rebuscando en mi maleta.
—Oh… ¿alguien no durmió bien anoche?
—Él apenas respiró en mi dirección. —le dije mordazmente.
Una sonrisa iluminó el rostro de Carolyn. —Oh.
— ¿Oh, qué?
—Nada. —dijo ella, volviendo a la habitación de Christian.
Justin estaba en la cocina, tarareando una canción al azar mientras cocinaba huevos revueltos. — ¿Estás segura que no quieres desayunar? —Me preguntó.

Christian y Carolyn entraron y Christian tomó dos platos del gabinete, sosteniéndolos mientras Justin servía una porción en cada uno. Christian puso los platos en la barra, él y Carolyn se sentaron juntos, satisfaciendo el apetito que probablemente gastaron la noche anterior.
—No me mires así, Chris. Lo siento, sólo que no quiero ir. —dijo Carolyn.
—Bebé, la Casa tiene una fiesta de parejas dos veces al año. —dijo Christian mientras masticaba—. Aún falta un mes. Tendrás tiempo de sobra para encontrar un vestido y hacer todas esas cosas de chicas.
—Lo haría, Chris… es muy dulce… pero no voy a conocer a nadie allí.
—Muchas de las chicas que estarán no conocen a los demás. —dijo, sorprendido por el rechazo.
Ella se dejó caer en su silla. —Las chicas perras de la hermandad son invitadas a esas cosas. Todas se conocerán entre sí… será extraño.
—Vamos, Carly. No me obligues a ir solo.
—Bueno… ¿tal vez podrías buscar a alguien para que invite a _____? —Dijo ella, mirándome y luego a Justin.
Justin levantó una ceja y Christian negó con la cabeza.
—Justin no va a fiestas de parejas. Es algo a donde llevarías tu novia… y Justin no… ya sabes.
Carolyn se encogió de hombros. —Podemos conseguirle a alguien.
Entrecerré mis ojos en su dirección. —Te puedo escuchar, sabes.
Carolyn usó la cara que ella sabía que no podía decir no.
— ¿Por favor, ____? Vamos a encontrarte un buen tipo que sea divertido e ingenioso, y podrás asegurarte que sea guapo… ¡te prometo que pasarás un buen rato! Y, ¿Quién sabe? Tal vez hasta se lleven bien.
Justin lanzó el plato al fregadero. —Yo no he dicho que no la llevaría.
Puse los ojos en blanco. —No me hagas ningún favor, Justin.
—Eso no es lo que quise decir, Pidge. Las fiestas de parejas son para chicos con novias, y todo el mundo sabe que yo no hago eso de novias. Pero no tendré que preocuparme de que tú esperes un anillo de compromiso después.
Carolyn hizo un puchero. — ¿Por fis, _____?
— ¡No me mires así! —Me quejé— Justin no quiere ir, yo no quiero ir… nosotros no seremos muy divertidos.
Justin se cruzó de brazos y se apoyó en el fregadero. —Yo no dije que no quería ir. Creo que sería divertido si los cuatro asistimos, —se encogió de hombros. Los ojos de todos se centraron en mí y yo retrocedí. — ¿Por qué no pasamos el rato aquí?
Carolyn puso mala cara y Christian se inclinó hacia adelante. —Porque tengo que ir, _____. Soy un estudiante de primer año; tengo que asegurarme de que todo pase sin problemas, que todo el mundo tenga una cerveza en mano, y cosas así.
Justin cruzó la cocina y envolvió el brazo alrededor de mis hombros, tirando de mí hacia él. —Vamos, Pidge. ¿Quieres ir conmigo?
Miré a Carolyn, luego a Christian y, finalmente, a Justin. —Sí. —suspiré.
Carolyn chilló y me abrazó, y sentí la mano de Christian en mi espalda. —Gracias, ____. —dijo Christian.

Brody tomó otra calada. El humo fluyó de su nariz en dos chorros. Giré mi cara hacia el sol mientras él me relataba su reciente fin de semana de baile, licor y un nuevo amigo muy persistente.
— Si él te está acechando, entonces ¿Por qué dejas que te compré las bebidas? —Me reí.
— Es muy sencillo, ____. Estoy en quiebra.
Me reí nuevamente y Brody me encajó su codo en mi costado cuando alcanzó a ver a Justin caminando hacia nosotros. — Hey, Justin. —Cantó alegremente Brody, guiñándome un ojo.
— Brody—él asintió. Levantó sus llaves— Me voy a casa, Pidge. ¿Necesitas un aventón?
— Estaba a punto de entrar —dije, sonriendo a través de mis gafas de sol.
— ¿No te vas a quedar conmigo esta noche? —Preguntó, su rostro era una combinación de sorpresa y decepción.
— No, sí lo haré. Sólo tengo que tomar algunas cosas que olvidé.
— ¿Cómo qué?
— Bueno, para empezar mi máquina de afeitar. ¿Qué te importa?
— Ya es hora de que te afeites las piernas. Están destrozando las mías. —dijo con una sonrisa traviesa.
Los ojos de Brody se agrandaron mientras me dio una rápida mirada, y yo volteé mi cara hacia Justin. — ¡Así es cómo empiezan los rumores! —Miré a Brody y sacudí mi cabeza— Estoy durmiendo en su cama…sólo durmiendo.
—Está bien. —dijo Brody con una sonrisa maliciosa. Le di un golpe en el brazo antes de abrir la puerta y subir por las escaleras.

Cuando llegué a la segunda planta, Justin estaba a mi lado.
— Oh, no te enojes. Sólo estaba bromeando.
— Todo el mundo ya asume que estamos teniendo sexo. Lo estás empeorando.
— ¿A quién le importa lo que piensan?
— ¡A mí, Justin! ¡A mí! —Abrí mi puerta, metí mis cosas en una pequeña bolsa y luego salí violentamente, con Justin detrás de mí. Sonrió mientras tomó la bolsa de mi mano y le lancé una mirada asesina— No es divertido. ¿Quieres que toda la escuela crea que soy una de tus putas?
Justin frunció el ceño. — Nadie piensa eso. Y si lo hacen, será mejor que esperen que yo no me entere.
Mantuvo la puerta abierta para mí y después de atravesarla, me detuve abruptamente delante de él.
— ¡Whoa! —dijo, chocando conmigo.
Volteé alrededor. — ¡Oh Dios mío! Probablemente piensan que estamos juntos y tú, con tu falta de vergüenza, continuas con tu…estilo de vida. ¡Debo verme patética! —dije, dándome cuenta de eso mientras hablaba— No creo que deba quedarme contigo por más tiempo. Deberíamos, simplemente, permanecer alejados uno del otro en general por un tiempo.
Le quité mi bolsa y él me la arrebató de vuelta.
— Nadie piensa que estamos juntos, Pidge. No tienes que dejar de hablarme para probar tu punto.
Estábamos envueltos en un tira y afloja con la bolsa, y cuando él se negó a dejarla ir, gruñí ruidosamente en frustración. — ¿Alguna vez tuviste a una chica, que es una amiga, quedándose contigo? ¿Alguna vez llevas clases con esas chicas en la escuela? ¿Has comido los almuerzos con ellas todos los días? Nadie sabe qué pensar sobre nosotros, ¡Incluso cuando se los décimos!
Caminamos hacia el estacionamiento. — Voy arreglar esto, ¿Está bien? No quiero que nadie piense menos de ti debido a mí —dijo, con una expresión apenada. Abrió muchos sus ojos y sonrió— Déjame hacer las paces contigo. ¿Por qué no vamos a The Dutch esta noche?
— Eso es una barra de motociclistas —desprecié, viendo como sujetaba mi bolsa a su moto.
— Está bien, entonces vamos al club. Te llevaré a cenar, y luego podemos ir a The Red Door. Yo invito.
— ¿Cómo es que salir a cenar y luego a un club arregla el problema? Cuando la gente nos vea salir juntos lo hará peor.
Él se montó en su moto.

 — Piénsalo. ¿Yo, borracho, en una habitación llena de mujeres escasamente vestidas? No tomará mucho tiempo para que la gente sepa que no somos una pareja.
— ¿Y qué supone que debo hacer? ¿Llevar a casa a un chico borracho del bar para probar el punto?
— No me refería a eso. No hay necesidad de enojarse —dijo con el ceño fruncido.
Rodé mis ojos y subí al asiento, pasando mis brazos alrededor de su cintura. 

— ¿Alguna chica extraña va a seguirnos a la casa desde el bar? ¿Así es cómo vas a arreglar las cosas conmigo?
— ¿No estás celosa, o sí, Pigeon?
— ¿Celosa de qué? ¿De la imbécil infectada de ETS a quien mandarás al diablo en la mañana?
Justin se rió y entonces encendió su Harley. Voló hacia su apartamento a dos veces el límite de velocidad, y cerré mis ojos para no ver los árboles y los coches que dejábamos atrás.

Después de bajarme de su motocicleta, golpeé su hombro. — ¿Olvidaste que estaba contigo? ¿Estás intentando matarme?
—Es difícil olvidar que estás detrás de mí cuando tus muslos están exprimiendo la vida fuera de mí. —Una sonrisita llegó con su siguiente pensamiento— No podía pensar de una mejor manera de morir, realmente.
—Hay algo muy mal contigo.
Apenas habíamos entrado cuando Carolyn salió del dormitorio de Christian. —Estábamos pensando salir esta noche. ¿Se unen?
Miré Justin y sonreí. —Vamos a pasar por el lugar de sushi antes de ir a Red.
La sonrisa de Carolyn abarcó desde un lado de su cara al otro. — ¡Chris! —Chilló, corriendo hacia el baño—. ¡Saldremos esta noche!

Fui la última en tomar una ducha, así que Christian, Carolyn y Justin estaban de pie impacientes en la puerta cuando yo salí del baño, en un vestido negro y tacones rosas. Carolyn silbó. — ¡Maldita sexy, mamacita!
Sonreí en agradecimiento y Justin levantó su mano. — Lindas piernas.
— ¿Mencioné que es una navaja mágica?
— No creo que sea la navaja. —Sonrió, me jaló por a la puerta.
Fuimos demasiado ruidosos y molestos en el bar de sushi y ya habíamos estado bebiendo esa noche antes poner un pie en The Red Door. Christian entró en el estacionamiento, tomándose su tiempo para encontrar un lugar. — Es para esta noche, Chris. —Murmuró Carolyn.
— Oye. Tengo que encontrar un espacio amplio. No quiero que algún borracho idiota arruine la pintura.
Una vez que aparcamos, Justin inclinó el asiento hacia adelante y me ayudó a salir. —Quería preguntarles sobre sus identificaciones. Son perfectas. No las consigues por aquí.
— Sí, las hemos tenido desde hace tiempo. Era necesario…en Wichita —dije.
— ¿Es necesario? —preguntó Justin.
— Es algo bueno tener conexiones. —dijo Carolyn. Ella hipó y cubrió su boca, riendo.
— Dios, mujer —dijo Christian, sosteniendo a Carolyn del brazo de mientras ella, torpemente, caminaba a lo largo de la grava— Creo que ya has terminado por esta noche.
Justin hizo una cara. —¿De qué estás hablando, Carly? ¿Qué conexiones?
— _____ tiene algunos viejos amigos que...
— Son identificaciones falsas, Justin—Interrumpí— Tienes que conocer a las personas adecuadas, si quieres que las hagan bien, ¿Correcto?
Justin desvió su mirada, intencionadamente, lejos de Justin y esperé. — Correcto. —dijo, extendiendo su mano para tomar la mía. Agarré tres de sus dedos y sonreí, sabiendo, por su expresión, que no estaba satisfecho con mi respuesta. — ¡Necesito otro trago! —dije, en un segundo intento de cambiar el tema.
— ¡Tragos! —gritó Carolyn.
Christian rodó sus ojos. —Oh, sí. Eso es lo que necesitas, otro trago.

Una vez dentro, Carolyn inmediatamente me sacó a la pista de baile. Su cabello rubio estaba por todas partes, y me reí de la cara de pato que hacía cuando se movía con la música. Cuando terminó la canción, nos unimos a los chicos en el bar. Una excesivamente voluptuosa, rubia-platina, ya estaba al lado de Justin y la cara de Carolyn se descompuso en repulsión. — Así va a ser toda la noche, Carly. Sólo ignorarlos. —dijo Christian, asintiendo hacia un pequeño grupo de chicas paradas a unos metros de distancia. Observé a la rubia, esperando su turno.
—Parece que hay una bandada de buitres —dijo Carolyn, despreciativamente.
Justin encendió un cigarrillo mientras ordenaba dos cervezas más y la rubia mordió sus brillantes e hinchados labios y sonrió. El camarero quitó las tapas y le tendió las botellas a Justin. La rubia agarró una de las cervezas, pero el la arrebató de su mano. — Uh…no es para ti. —le dijo, entregándomela a mí.
Mi idea inicial fue tirar la botella en la basura, pero la mujer parecía tan ofendida que sonreí y tomé un trago.
Ella se fue, dando resoplidos y yo sonreí al ver que Justin no parecía haberlo notado.
— Como si yo fuera a comprar una cerveza para alguna chica en un bar —dijo, sacudiendo su cabeza. Alcé mi cerveza, y él levantó un lado de su boca en una media sonrisa— Eres diferente.
Chocó mi botella contra la suya. — Por ser la única chica con la que un chico, que no tiene ningún estándar, no quiere dormir. —dije, tomando un trago.
— ¿Lo dices en serio? —preguntó, retirando la botella de mi boca. Cuando yo no me retracté, él se inclinó hacia mí— Primero que nada… Tengo estándares. Nunca he estado con una mujer fea. Nunca. Segundo lugar, yo quería dormir contigo. Pensé en tirarte sobre mi sofá de cincuenta maneras diferentes, pero no lo hice porque ya no te veo de esa manera. No es que no me atraigas, simplemente creo que eres mejor que eso.

Yo no pude retener la sonrisa presumida que se deslizó a través de mi cara. —Crees que soy demasiado buena para ti.
Sonrió burlonamente con mi segundo insulto. —No se me ocurre ningún solo chico que conozca que sea lo suficientemente bueno para ti.
La petulancia se disolvió y fue reemplazada con una conmovida y agradecida sonrisa. —Gracias, Justin. —dije, colocando mi botella vacía de la barra. Justin tiró de mi mano. — ¡Vamos! —dijo, arrastrándome a través de la multitud en la pista de baile.
— ¡He bebido demasiado! ¡Me voy a caer! —Justin sonrió y me acercó a él, agarrándome de las caderas.
— Cállate y baila. — Carolyn y Christian aparecieron junto a nosotros. Christian se movía como si hubiera estado viendo muchos videos de Usher. Justin me tenía casi aterrorizada con la manera en que se presionaba contra mí. Si utilizaba cualquiera de estos movimientos en el sofá, pude ver por qué tantas chicas se arriesgaban a una humillación en la mañana. Él acomodó sus manos alrededor de mi cintura y me di cuenta de que su expresión era diferente, casi seria. Recorrí con mis manos su impecable pecho y su abdomen marcado mientras se estiraba y se tensaba bajo su camisa apretada con la música. Me puse a espaldas a él, sonriendo cuando él envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. Junto con el alcohol en mi sistema, cuando él tiró mi cuerpo contra el suyo, las cosas que llegaron a mente eran cualquier cosa menos amistosa. La siguiente canción irrumpió en la que estábamos bailando y Justin no mostró signos de querer volver a la barra. El sudor resbalaba por la parte trasera de mi cuello y las luces estroboscópicas multicolores me hicieron sentir un poco mareada. Cerré mis ojos e incliné mi cabeza contra su hombro. Agarró mis manos y las llevó alrededor de su cuello. Sus manos recorrieron mis brazos, bajaron por mis costillas, y finalmente regresaron a mis caderas. Cuando sentí sus labios y luego su lengua contra mi cuello, me aleje de él. Él sonrió, luciendo un poco sorprendido. — ¿Qué, Pidge? — Mi genio estalló, haciendo que las palabras que quería decir se atorraran en mi garganta. Me retiré a la barra y ordené otra Corona. Justin tomó el asiento junto a mí, levantando su dedo para ordenar una para sí mismo. Tan pronto como el camarero colocó la botella delante de mí, me incliné y bebí la mitad del contenido antes de estamparla contra la barra.
— ¿Crees que va eso va a cambiar la opinión de alguien sobre nosotros? —dije, tirando de mi cabello a un lado, cubriendo el lugar que él había besado.
Soltó una risa. — No me importa ni una mierda lo que piensan sobre nosotros. — Yo le lancé una mirada asesina y luego me giré hacia el frente.
— Pigeon. —dijo, tocando mi brazo.
Lo alejé de él. —No. Yo nunca me pondré lo suficientemente borracha para meterme en ese sofá.
Su rostro se retorció con ira pero, antes de que él pudiera decir algo, una guapa mujer de cabello oscuro con labios gruesos, enormes ojos azules y un gran escote, se acercó a él. — Bien. ¿No es este Justin Bieber? —dijo, enfatizando en todos los lugares adecuados. Él tomo la bebida, y luego sus ojos se apartaron de los míos.
— Hola, Megan.
— Preséntame a tu novia. —Ella sonrió. Rodé mis ojos ente lo patéticamente transparente era. Justin inclinó su cabeza hacia atrás para terminar su cerveza y luego deslizó su botella vacía por la barra. Todos los que esperaban para ordenar la siguieron con los ojos hasta que cayó en el bote de basura al final. —Ella no es mi novia. — Agarró la mano de Megan, y ella felizmente lo siguió a la pista de baile. Él solamente la manoseó durante una canción y luego otra y otra. Ellos estaban causando una escena con la forma en que ella permitía que la tocara, y cuando él se inclinó sobre ella les di la espalda.

— Luces molesta —dijo un hombre que se sentó a mi lado—. ¿Es ése tu novio?
— No, sólo es un amigo. —murmuré.
— Bien, eso es bueno. Podría haber sido bastante incómodo para ti si lo fuera. —Se volvió a la pista de baile, sacudiendo su cabeza ante el espectáculo.
— Y que lo digas —dije, bebiendo lo último de mi cerveza. Apenas había saboreado las últimas dos que había dejado a un lado y mis dientes se habían insensibilizado.
— ¿Deseas otra? —Preguntó. Volteé a verlo y él sonrió— Soy Ethan.
— _____. —dije, estrechando su mano extendida. Él levantó dos dedos hacia el barman, y yo sonreí. — Gracias.
— Así que ¿Vives aquí? —preguntó.
— En Morgan Hall en Eastern.
— Tengo un apartamento en Hinley.
— ¿Vas a State? —Le pregunté—. ¿Qué está... como a una hora de distancia? ¿Qué haces aquí?
— Me gradué el pasado mayo. Mi hermana va a Eastern. Me estoy quedando con ella esta semana, en lo que meto solicitudes de trabajo.
— Ph…viviendo en el mundo real, ¿Eh?
Ethan se rió. —Y es todo lo que dicen que es. — Saqué el brillo labial de mi bolsillo y lo unté en mis labios, utilizando el espejo que recubría la pared detrás de la barra. —Ese es un color lindo —dijo, viéndome presionar mis labios juntos. Sonreí, sintiendo el enojo hacia Justin y la pesadez del alcohol. —Quizás puedas probarlo más tarde. Los ojos de Ethan se ampliaron cuando me incliné más cerca de él y yo sonreí cuando él tocó mi rodilla. Retiró su mano cuando Justin se paró entre nosotros.
— ¿Estás lista, Pidge?

martes, 17 de diciembre de 2013

Capitulo 5



CAPITULO 5

Él levantó las manos. — ¡Ella está con Justin!
Justin apareció en la esquina en un par de calzoncillos y bostezó. Él miró a su invitada, y luego le dio unas palmaditas en el espalda. —Mis invitados están aquí. Es mejor que te vayas.
Ella sonrió y echó los brazos alrededor de él, besando su cuello. —Voy a dejar mi número de teléfono en el mostrador.
—Eh… no te preocupes por eso. —dijo Justin en tono casual.
— ¿Qué? —Preguntó, inclinándose hacia atrás para mirarlo a los ojos.
— ¡Otra vez! —dijo Carolyn. Ella miró a la mujer—. ¿Cómo es que estás sorprendida por esto? ¡Él es Justin follador Bieber! Él es famoso por esto mismo, y aun así se sorprenden. —dijo, volviéndose a Christian. Él puso su brazo alrededor de ella, haciendo un gesto para que se calmara. La chica entrecerró los ojos hacia Justin y luego agarró su bolso y salió, cerrando la puerta detrás de ella. Justin caminó a la cocina y abrió la nevera como si nada hubiera pasado. Carolyn negó con la cabeza y caminó por el pasillo. Christian la siguió, balanceando su cuerpo para compensar el peso de la maleta mientras caminaba.

Me dejé caer sobre el sillón y suspiré, preguntándome si estaba loca por haber aceptado venir. No sabía que el apartamento de Christian era una puerta giratoria para chicas cabezas huecas. Justin estaba detrás de la barra de desayuno, cruzó sus brazos sobre su pecho y sonrió. — ¿Qué pasa, Pidge? ¿Día duro?
—No, estoy profundamente disgustada.
— ¿Conmigo? —Él estaba sonriendo. Debería haber sabido que él esperaba esta conversación. Eso sólo me hizo menos dispuesta a detenerme.
—Sí, contigo. ¿Cómo puedes usar a alguien así como así y tratarlas de esa manera?
— ¿Cómo la traté? Ella ofreció su número, yo me negué.
Mi boca se abrió ante su falta de remordimiento. — ¿Tendrás relaciones sexuales con ella, pero no tomarás su número?
Justin se inclinó sobre el mostrador con los codos. — ¿Por qué iba a querer su número si no la iba a llamar?
— ¿Por qué dormir con ella si no la vas a llamar?
—No prometo nada a nadie, Pidge. Ella no estipuló una relación antes de extender sus piernas en mi sofá.
Miré el sofá con repugnancia. —Ella es la hija de alguien, Justin. ¿Qué pasa si, en un futuro, alguien trata así a tu hija?
—Mi hija sabrá algo mejor que quitarse las bragas por un imbécil que acaba de conocer, vamos a decirlo de esa manera.
Me crucé de brazos, enfadada de que él tuviera razón. —Así que, además de admitir que eres un imbécil, estás diciendo que porque ella se acostó contigo, ¿ella merecía ser desechada como un gato callejero?
—Estoy diciendo que fui honesto con ella. Ella es un adulto, fue de mutuo acuerdo… ella estaba un poco ansiosa al respecto si quieres saber la verdad. Actúas como si he cometido un crimen.
—Ella no parecía entender tus intenciones, Justin.
—Las mujeres suelen justificar sus acciones con lo que sus cabezas les dicen. Ella no me dijo por adelantado que esperaba una relación más de lo que yo le dije que esperaba sexo sin compromiso. ¿Cómo es diferente?
—Eres un cerdo.
Justin se encogió de hombros. —Me han llamado peor.
Miré el sofá, los cojines todavía ladeados y amontonados por su uso reciente. Retrocedí ante la idea de cuántas mujeres se han ofrecido a sí mismas sobre esa tela.
—Creo que dormiré en el sillón reclinable. —me quejé.
— ¿Por qué?
Lo miré, furiosa por su expresión confusa.
— ¡No dormiré en esa cosa! ¡Dios sabe sobre lo que estaría acostándome!
Levantó mi equipaje del piso. —No dormirás en el sofá o en el sillón reclinable. Tú dormirás en mi cama.
—La que es más antihigiénica que el sofá, estoy segura.
—Nunca ha estado nadie en mi cama aparte de mí.
— Nunca ha estado nadie en mi cama aparte de mí.
Puse los ojos en blanco. — ¡Dame un descanso!
— Hablo absolutamente en serio. Las bolseo en el sofá. No las dejo entrar a mi habitación.
— ¿Entonces por qué se me permite a mí en tu cama?
Una de las esquinas de su boca se levantó en una sonrisa traviesa.
— ¿Estás planeando tener sexo conmigo esta noche?
— ¡No!
— Por eso. Ahora levanta tu trasero malhumorado, toma tu ducha con agua caliente, y después podemos estudiar algo de Bio.
Lo miré por un momento y luego a regañadientes hice lo que él ordenó. Me quedé bajo la ducha por mucho tiempo, dejando que el agua lavara mis molestias. Masajeando el champú en mi pelo, suspiré por lo maravilloso que era tomar una ducha en un baño no comunitario una vez más—sin sandalias, sin neceser, sólo la mezcla relajante de agua y vapor.
La puerta se abrió y salté. — ¿Carly?
—No, soy yo. —dijo Justin.
Automáticamente envolví mis brazos sobre las partes que no quería que él viera. — ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Fuera!
—Olvidaste una toalla y he traído tu ropa, cepillo de dientes y una crema extraña para el rostro que encontré en tu bolsa.
— ¿Buscaste entre mis cosas? —Grité. Él no respondió. En su lugar, oí girar el grifo y el sonido de un cepillo de dientes contra dientes.
Me asomé por la cortina de plástico, sosteniéndola contra mi pecho. — ¡Fuera, Justin!
Él me miró, con los labios cubiertos de espuma de pasta de dientes. —No puedo ir a la cama sin cepillarme los dientes.
—Si te acercas a un metro de la cortina, te sacaré los ojos mientras duermas.
—No voy a mirar, Pidge. —rió.
Esperé bajo el agua con los brazos bien envueltos sobre mi pecho. Él escupió, gorgoteó y escupió de nuevo, luego la puerta se cerró. Enjuagué el jabón de mi piel, me sequé tan rápido como me fue posible, y luego me puse la camiseta y shorts, colocándome mis gafas y cepillé un peine a través de mi cabello. La crema hidratante de noche que Justin había traído llamó mi atención, y no pude evitar sonreír. Él era atento y agradable cuando lo quería ser. Justin abrió la puerta otra vez. — ¡Vamos, Pidge! ¡Me estoy haciendo viejo!
Arrojé el peine en su dirección y él se agachó, cerrando la puerta y riéndose durante el camino a su habitación. Me lavé los dientes y arrastré mis pies por el pasillo, pasando el dormitorio de Shepley en el camino.
—Buenas noches, ____. —llamó Carolyn desde la oscuridad.
Dudé antes de golpear dos suaves golpes en la puerta de Justin.
—Entra, Pidge. No tienes que tocar.

Él abrió la puerta y entré, viendo su cama de hierro negro paralela a la línea de ventanas en el extremo de la habitación. Las paredes estaban desnudas a excepción de un solitario sombrero encima de la cabecera. Casi esperaba que su habitación estuviera cubierta de posters de mujeres semi desnudas, pero ni siquiera vi un anuncio para una marca de cerveza. Su cama era negra, su alfombra gris, todo lo demás en la habitación era blanco. Parecía como si acabara de mudarse.
—Bonita pijama. —dijo Justin, notando mi short a cuadros color amarillo y azul marino y mi camisa de Eastern. Se sentó en la cama y le dio unas palmaditas a la almohada a su lado — Bien, ven. No voy a morderte.
—No te tengo miedo. —le dije, acercándome a la cama y dejando el libro de biología junto a él—. ¿Tienes una pluma?
Él asintió con la cabeza hacia su mesa de noche. —Primer cajón.
Me estiré sobre la cama y abrí el cajón, encontrando tres bolígrafos, un lápiz, un tubo de jalea KY, y un tazón de cristal lleno de paquetes de diferentes marcas de condones. Asqueada, tomé una lapicera y cerré el cajón.
— ¿Qué? —Preguntó, dándole vuelta a una página del libro.
— ¿Robaste la clínica de salud?
—No. ¿Por qué?
Quité la tapa de la pluma, incapaz de mantener la expresión de asco fuera de mi rostro. —Tu suministro de preservativos para toda la vida.
—Más vale prevenir que lamentar, ¿no?
Puse los ojos en blanco. Justin regresó al libro, una irónica sonrisa apareció en sus labios. Él leyó las notas para mí, resaltando los puntos principales, mientras él me hacía preguntas y pacientemente explicaba lo que yo no entendía.
Después de una hora, me quité las gafas y froté los ojos. —Estoy muerta. No puedo memorizar una macromolécula más. Justin sonrió, cerrando el libro. —Muy bien.
Hice una pausa, sin estar segura sobre nuestros arreglos para dormir. Justin salió de la habitación y caminó por el pasillo, murmurando algo en la habitación de Christian antes de encender la ducha. Me envolví en la colcha y la tiré hasta mi cuello, escuchando el ruido agudo del agua corriendo a través de las tuberías. Diez minutos más tarde, el agua se cerró y el piso crujió bajo los pasos de Justin. Echó a andar por la habitación con una toalla alrededor de sus caderas. Intencionalmente me mantuve de espaldas a él mientras que él se paró frente a su tocador y dejó caer la toalla para ponerse un par de bóxers. Después de apagar la luz, se metió en la cama junto a mí.
— ¿Dormirás aquí también? —Pregunté, volviéndome para mirarlo. La luna llena fuera de la ventana oscureció su rostro.
—Bueno, sí. Esta es mi cama.
—Lo sé, pero… —Hice una pausa. Mis otras opciones eran el sofá o el sillón reclinable.
Justin sonrió y negó con la cabeza. — ¿Aún no confías en mí? Me comportaré mejor que bien, lo juro. —dijo, levantando los dedos que estaba segura los Boy Scouts de Estados Unidos nunca habían considerado usar. No discutí, simplemente me di vuelta y puse mi cabeza en la almohada, metiendo las sábanas detrás de mí para que hubiera una clara barrera entre su cuerpo y el mío.
—Buenas noches, Pigeon. —susurró en mi oído. Podía sentir su aliento a menta en mi mejilla, ocasionando que la piel se me pusiera de gallina. Gracias a Dios que estaba lo suficientemente oscuro para que no pudiera ver mi embarazosa reacción, o el rubor de mis mejillas.

Parecía que acaba de cerrar los ojos cuando escuché el reloj despertador. Estiré la mano para apagarlo, pero me sorprendí con horror cuando sentí piel cálida bajo mis dedos. Traté de recordar dónde estaba. Cuando la respuesta llegó, me mortificó el hecho que Justin pensara que lo había hecho a propósito.
— ¿Justin? La alarma —susurré. Él aún no se movía— ¡Justin! —Dije, dándole un codazo. Cuando todavía no se movía, me estiré a través de él, buscando a tientas en la penumbra hasta que sentí la parte superior del reloj. Sin saber cómo apagarlo, golpeé la cima del mismo hasta que pulsé el botón de dormitar, y luego caí sobre mi almohada nuevamente. Justin se echó a reír.
— ¿Estabas despierto?
— Te prometí que me portaría bien. No dije nada al respecto de permitirte acostarte sobre mí.
— No me acosté sobre ti —protesté— No podía alcanzar el reloj. Esa tiene que ser la alarma más molesta que he oído. Suena como un animal moribundo.
Estiró su mano y presionó un botón. — ¿Quieres desayuno?
Lo miré fijamente y luego sacudí la cabeza. —No tengo hambre.
—Bueno, yo sí. ¿Por qué no vienes conmigo a la cafetería que está cerca?
—No creo que pueda soportar tu falta de habilidad para conducir temprano por la mañana. —le dije. Levanté mis pies por el lado de la cama y los metí en mis pantuflas, arrastrándome a la puerta.
— ¿A dónde vas? —Preguntó.
— A vestirme e ir a clase. ¿Necesitas un itinerario mientras estoy aquí?
Justin se estiró y luego caminó hasta mí en sus bóxers. — ¿Siempre eres tan temperamental o ese malestar disminuirá una vez que creas que no estoy creando algún elaborado plan para meterme en tus pantalones? —Sus manos sujetaron mis hombros y sentí sus pulgares acariciar mi piel al unísono.
—No soy temperamental.
Se inclinó me susurró en mi oído. —No quiero acostarme contigo, Pidge. Te aprecio demasiado.
Pasó junto a mí para ir al baño, y que quedé allí, aturdida. Las palabras de Khloe se repetían en mi mente. Justin Bieber dormía con todas; no pude evitar sentirme deficiente al saber de qué él no tenía ganas de intentar dormir conmigo.

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Bueno realmente no se con que cara aparecer aqui porque bueno hace como 5 meses que no publico. Como se daran cuenta eh cambiado el nombre de los personajes porque asi como que pegan mas con la vida de Justin no se si me entienden... 
Shelpy: Christian
America: Carolyn 

Ahora estoy de vacaciones asi que prometo terminar de subir para antes de febrero si? 
Un besoo espero que les guste nos vemos emm el lunes capas?
Byeeee


LoVe... LoVe...

jueves, 25 de julio de 2013

Capitulo 4 Cerdo - Parte ।

Cerdo  


Caras conocidas ocupaban los asientos de nuestra mesa del almuerzo favorita. América se sentó en un lado de mí, Finch en el otro, y el resto de los asientos fueron interceptados por Shepley y hermanos Sigma Tau. Era difícil de escuchar con el ruido dentro de la cafetería, y el aire acondicionado parecía estar descompuesto nuevamente. El aire estaba cargado con el olor de comida frita y piel sudorosa, pero de alguna manera todo mundo parecía tener más energía de lo habitual.
—Hola, Brasil —dijo Shepley, saludando al hombre que estaba sentado delante de mí. Su piel aceitunada y ojos color chocolate contrastaba con la gorra blanda del equipo de futbol de Eastern.
—Te perdí después del partido del sábado, Shep. Bebí una o seis cervezas en tu honor. —dijo con una amplia y blanca sonrisa.
—Te lo agradezco. Llevé a Mare a cenar. —dijo, inclinándose para besar la rubia cabellera de América.
—Estás sentado en mi silla, Brasil.
Brasil se volvió a ver a Justin parado detrás de él, y luego me miró a mí, sorprendido. —Oh, ¿es ella una de tus chicas, Justin?
—Absolutamente, no. —dije, sacudiendo la cabeza.
Brasil miró a Justin, quien lo miraba expectante.
Brasil se encogió de hombros y luego tomó su bandeja al final de la mesa.
Justin me sonrió mientras se acomodaba en el asiento. — ¿Qué hay de nuevo, Pidge?
— ¿Qué es eso? —Pregunté, incapaz de apartar mi mirada de su bandeja. La comida misteriosa en su plato parecía una exhibición de cera.
Justin se echó a reír y tomó un sorbo de su vaso de agua. —Las señoras de la cafetería me asustan. No criticaré sus habilidades culinarias.
No puede ignorar las miradas de los que estaban sentados en la mesa. El comportamiento de Justin despertaba su curiosidad, y reprimí una sonrisa al ser la única chica a la que habían visto insistir en sentarse cerca.
—Ugh… el examen de Bio es después del almuerzo, —se quejó América.
— ¿Has estudiado? —Le pregunté.
—Dios, no. Pasé toda la noche tranquilizando a mi novio de que no dormirías con Justin.
Los jugadores de fútbol sentados al final de la mesa detuvieron su desagradable risa para escuchar más de cerca, provocando a los demás estudiantes darse cuenta. Miré a América, pero ella no le importaba la culpa, empujando a Shepley con el hombro.
—Jesús, Shep. Lo pasas tan mal, ¿eh? —preguntó Justin, lanzando un paquete de salsa de tomate a su primo. Shepley no contestó, pero sonrió con diversión en dirección a Justin.
América frotó su espalda. —Él va a estar bien. Sólo le tomará un tiempo para creer que _______ es resistente a sus encantos.
—No he tratado de seducirla —resopló Justin, pareciendo ofendido—. Ella es mi amiga.
Miré a Shepley. —Te lo dije. No tienes nada de qué preocuparte.
Shepley finalmente me vio a los ojos, y al ver mi expresión sincera, sus ojos se iluminaron un poco.
— ¿Tú estudiaste? —me preguntó Justin.
Fruncí el ceño. —Ninguna cantidad de estudio me va a ayudar con la Biología. Es algo que no puedo entender del todo.
Justin se puso de pie. —Vamos.
— ¿Qué?
—Vamos a tomar tus notas. Voy a ayudarte a estudiar.
—Justin…
—Levanta tu trasero, Pidge. Vas a aprobar ese examen.
Tiré una de las largas trenzas rubias de América mientras pasaba. —Nos vemos en clase, Mare.
Ella sonrió. —Te voy a guardar un asiento. Necesitaré toda la ayuda que pueda conseguir.
Justin me siguió hasta mi habitación y saqué mi guía de estudio mientras él abrió el libro. Me interrogó sin descanso, y luego aclaró algunas cosas que no entendía. En la forma en que él explicaba, los conceptos pasaron de ser confusos a obvio.
—… Y las células somáticas usan mitosis para reproducirse. Eso es cuando tienes las fases. Suenan como una especie de nombre de mujer: Prometa Anatela.
Me eché a reír. — ¿Prometa Anatelo?
—Profase, Metafase, Anafase y Telofase.
—Prometa Anatelo, —repetí, asintiendo con la cabeza.
Golpeó mi cabeza con los papeles. —Lo tienes. Ahora sabes esta guía al derecho y al revés.
Suspiré. —Bueno… ya veremos.
—Te acompañaré a clase. Te cuestionaré en el camino.
Cerré la puerta detrás de nosotros. —No te enfadarás si repruebo el examen, ¿verdad?
—No reprobarás, Pidge. Tenemos que empezar antes del siguiente, sin embargo, —dijo, caminando junto a mí hacia el edificio de ciencia.
— ¿Cómo vas a darme clases particulares, hacer tu tarea, estudiar y entrenar para tus peleas?
Justin se echó a reír. —No entreno para mis peleas. Adam me llama, me dice dónde es la lucha y voy.
Sacudí mi cabeza con incredulidad mientras él sostenía el papel delante de él para hacer la primera pregunta. Estuvimos a punto de terminar una segunda ronda de la guía de estudio cuando llegamos a mi clase.
—Patea sus traseros —él sonrió y me entregó las notas apoyándose en el marco de la puerta.
—Hola, Justin.
Me volví para a un chico alto, algo desgarbado, sonreírle a Justin en su camino al salón de clases.
—Parker —Justin asintió con la cabeza.
Los ojos de Parker se iluminaron un poco cuando me miró, y él sonrió. —Hola, ________.
—Hola. —dije, sorprendida de que él supiera mi nombre. Lo había visto en clase, pero nunca había hablado con él.
Parker continuó a su asiento, bromeando con los que se sentaban junto a él. — ¿Quién es? —Le pregunté.
Justin se encogió de hombros, pero la piel alrededor de sus ojos parecía más tensa que antes. —Parker Hayes. Es uno de mis hermanos de Sig Tau.
— ¿Estás en una fraternidad? —Pregunté, dudosa.
—Sigma Tau, al igual que Shep. Pensé que ya lo sabías. —dijo, mirando más allá de mí a Parker.
Justin volvió su atención hacia mí y me sonrió. —Mi papá es un ex alumno, y todos mis hermanos son Sig Tau… es una cosa de familia.
— ¿Y ellos esperan que jures? —Le pregunté, escéptica.
—En realidad no. Sólo son chicos buenos —dijo, agitando mis papeles—. Es mejor que vayas a clase.
—Gracias por ayudarme —le dije, dándole un codazo. América pasó y la seguí a nuestros asientos.
— ¿Cómo te fue? —Preguntó ella.
Me encogí de hombros. —Es un buen tutor.
—Es un buen amigo, también.
Ella parecía decepcionada, y reí ante la expresión de su rostro.
Siempre había sido el sueño de América que ambas saliéramos con amigos en común, y chicos que fueran primos para ella era sacarse el premio mayor. Ella quería compartir la misma habitación cuando decidió venir conmigo a Eastern, pero veté su idea, con la esperanza de extender mis alas un poco. Una vez que terminó de hacer pucheros, se centró en la búsqueda de un amigo de Shepley al cual presentarme.
El sano interés de Justin hacia mí había superado sus expectativas.
Terminé rápidamente la prueba y me senté en las escaleras del edificio, esperando a América. Cuando ella se dejó caer a mi lado en derrota, esperé a que hablara.
— ¡Eso fue horrible! —Exclamó.
—Deberías de estudiar con nosotros. Justin lo explica muy bien.
América gimió y apoyó la cabeza en mi hombro.
— ¡Tú no fuiste ayuda en absoluto! ¿No podrías haberme dado un guiño de cortesía o algo así? —Enganché mi brazo alrededor de su cuello y caminé con ella hasta nuestro dormitorio.
Durante la siguiente semana, Justin me ayudó con mi trabajo de historia y me tuteó en Biología. Nos paramos juntos escaneando la lista de calificaciones fuera de la oficina del profesor Campbell. Mi número de estudiante estaba a tres puntos de la cima.
— ¡La tercera calificación más alta en el examen! ¡Bien hecho, Pidge! —Dijo, abrazándome. Sus ojos brillaban de emoción y orgullo, y un sentimiento extraño me hizo dar un paso atrás.
—Gracias, Justin. No podría haberlo hecho sin ti. —le dije, tirando de su camiseta.
Él me tiró sobre su hombro, abriéndose camino entre la multitud detrás de nosotros. — ¡Abran paso! ¡Muévanse, gente! ¡Vamos a darle paso a esta pobre mujer con un desfigurado, horrible y descomunal cerebro! ¡Ella es un jodido genio!
Me reí ante las expresiones divertidas y curiosas de mis compañeros de clase.
Como pasaban los días, nos vimos involucrados en los rumores sobre una relación. La reputación de Justin ayudó a calmar los chismes. Él nunca se había quedado con una chica más de una noche, así que cuantas más veces se nos veía junto, más gente entendía nuestra platónica relación por lo que era. A pesar de las constantes preguntas de nuestro compromiso, el flujo de atención que Justin recibía de sus compañeros no cedió.
Él siguió sentándose a mi lado en historia y comiendo conmigo en el almuerzo. No tomó mucho tiempo darme cuenta que me había equivocado sobre él, incluso mostrándome defensiva ante a los que no conocían a Justin como yo lo hacía.
En la cafetería, Justin puso una lata de jugo de naranja delante de mí.
—No tenías por qué haberlo hecho. Yo iba a tomar uno —dije, quitándome la chaqueta.
—Bueno, ahora no tienes que hacerlo. —dijo, mostrando el hoyuelo en la mejilla izquierda.
Brasil dio un resoplido. — ¿Ella te convirtió en mandilón, Justin? ¿Qué sigue después, abanicarla con una hoja de palmera, mientras usas un Speedo?
— ¡Tranquila, ______! ¡Estaba bromeando! —dijo Brasil, levantado sus manos.
—Sólo… no hables así de él. —le dije, frunciendo el ceño.
La expresión de Justin era una mezcla de sorpresa y gratitud. —Ahora sí que lo he visto todo. Acabo de ser defendido por una chica, —dijo, poniéndose de pie. Antes de irse con su bandeja, ofreció una mirada de advertencia a Brasil, y luego salió para reunirse junto a un pequeño grupo de fumadores fuera del edificio.
Traté de no mirarlo mientras reías y hablaba. Todas las chicas en el grupo sutilmente competían por el lugar al lado de él, América me golpeó con el codo en las costillas cuando se dio cuenta de que mi atención estaba en otra parte.
— ¿Qué ves, ________?
—Nada. No estoy mirando nada.
Apoyó la barbilla en la mano y sacudió la cabeza.
—Son tan obvias. Mira a la pelirroja. Ella ha pasado sus dedos por el pelo tantas veces como parpadea. Me pregunto si Justin se cansa de eso.
Shepley asintió con la cabeza. —Lo hace. Todo el mundo piensa que es un imbécil, pero si supieran la cantidad de paciencia que hace frente a todas las chicas que piensan que lo pueden domar… él no puede ir a ninguna parte sin ser molestado. Confía en mí; él es mucho más amable de lo que yo lo sería.
—Oh, como si no te gustaría. —dijo América, besando la mejilla de Shepley.
Justin estaba terminado su cigarrillo fuera de la cafetería cuando pasé. —Espera, Pidge. Te acompaño.
—No tienes que acompañarme a todas las clases, Justin. Sé cómo llegar por mí misma.
Justin fue fácilmente distraído por una chica con pelo largo y negro y una falda corta caminando mientras le sonrió. Él la siguió con la mirada y asintió con la cabeza en la dirección de la chica, arrojando su cigarrillo.
—Te veré más tarde, Pidge.
—Sí. —dije, poniendo los ojos en blanco mientras él trotaba hacia la chica.
El asiento de Justin permaneció vacío durante la clase, y me encontré a mí misma un poco enfadada con él por perder la clase por una chica a la que no conocía. El Profesor Chaney terminó la clase temprano, y me apresuré por el césped, consciente de que tenía que encontrarme con Finch a las tres para entregarle las notas de La Música de Sherri Cassidy. Miré mi reloj y apresuré el paso.
— ¿________?
Parker corrió por el césped hasta llegar a mi lado. —No creo que nos hemos conocido formalmente, —dijo, tendiéndome la mano—. Parker Hayes.
Tomé su mano y sonreí. —_________ Abernathy.
—Estaba detrás de ti cuando recibiste tu calificación de biología. Felicidades. —sonrió, metiendo las manos en los bolsillos.
—Gracias. Justin ayudó, o habría estado al final de la lista, créeme.
—Oh, ustedes son…
—Amigos.
Parker asintió y sonrió. — ¿Te dijo que hay una fiesta este fin de semana?
—Por lo general sólo hablamos de biología y comida.
Parker se echó a reír. —Eso suena como Justin.
En la puerta de Morgan Hall, Parker escaneó mi cara con sus grandes ojos verdes. —Deberías venir. Será divertido.
—Hablaré con América. No creo que tengamos ningún plan.
— ¿Son un paquete?
—Hemos hecho un pacto este verano. No asistiremos a ninguna fiesta sin la otra.
—Inteligente. —asintió con la cabeza en señal de aprobación.
—Ella conoció a Shep en la clase de orientación, por lo que en realidad no he tenido que estar junto a ella tanto. Esta será la primera vez que necesitaré preguntarle, estoy segura que estará feliz de venir. —Me regañé internamente. No sólo estaba balbuceando, sino que había hecho obvio que yo no era invitada a fiestas.
—Genial. Nos vemos allí. —dijo. Él mostró su perfecta sonrisa de modelo de Banana Republic con su mandíbula cuadrada y su piel naturalmente bronceada, caminando por el campus.
Lo vi alejarse; él era alto, limpio, con una camisa apretada de vestir a rayas y jeans. Su cabello ondulado y rubio oscuro rebotaba cuando caminaba.
Me mordí el labio, halagada por su invitación.
—Ahora, él es más tu tipo. —dijo Finch en mi oído.
—Él es lindo, ¿eh? —Le pregunté, sin poder dejar de sonreír.
—Diablos, sí, él es lindo… en la posición de misionero o algo así.
— ¡Finch! —Grité, golpeándolo en el hombro.
— ¿Obtuviste las notas de Sherri?
—Sí, —dije, sacándolas de mi bolso. Él encendió un cigarrillo, lo sostuvo entre los labios y miró hacia los papeles.
—Jodidamente brillante. —dijo, escaneando las páginas. Él las dobló y guardó en su bolsillo—. Lo bueno es que las calderas de Morgan no están funcionando. Necesitarás una ducha de agua fría después de recibir miradas lascivas por ese alto chico.
— ¿Los dormitorios no tienen agua caliente? —Gemí.
—Eso es lo que cuentan. —dijo Finch, deslizando su mochila sobre su hombro—. Me voy a Algebra. Dile a Mare que dije que no se olvide de mí este fin de semana.
—Yo le diré. —me quejé, mirando las paredes de ladrillo antiguo de nuestro dormitorio. Caminé a mi habitación, abrí la puerta y dejé caer mi mochila al suelo.
—No hay agua caliente. —murmuró Kara desde su lado del escritorio.
—He oído.
Mi celular sonó, lo abrí para encontrarme con un mensaje de América maldiciendo las calderas. Unos minutos después se oyó un golpe en la puerta.
América entró y se dejó caer sobre la cama, sus brazos cruzados. — ¿Pueden creer esta ****? ¿Cuánto no estamos pagando y ni siquiera podemos tomar una ducha con agua caliente?
Kara suspiró. —Deja de quejarte. ¿Por qué no te quedas con tu novio? ¿No has estado quedándote con él, de todos modos?
Los ojos de América se enfocaron en Kara. —Buena idea, Kara. El hecho de que seas una perra es útil a veces.
Kara mantuvo sus ojos en el monitor de su computadora, sin inmutarse por el golpe de América.
América sacó su teléfono celular y envió un mensaje de texto con una velocidad y precisión asombrosa. Su teléfono sonó, y ella me sonrió. —Nos vamos a quedar con Shep y Justin hasta que arreglen las calderas.
— ¿Qué? ¡No me quedaré! —Grité.
—Oh, sí que lo harás. No hay ninguna razón para que te quedes atrapada aquí, congelándote en la ducha cuando Justin y Shep tienen dos baños en su apartamento.
—No he sido invitada.
—Yo te estoy invitando. Shep ya dijo que estaba bien. Puedes dormir en el sofá… si es que Justin no lo está utilizando.
— ¿Y si lo está usando?
América se encogió de hombros. —Entonces puedes dormir en la cama de Justin.
— ¡De ninguna manera!
Ella puso los ojos en blanco. —No seas un bebé, _______. Ustedes son amigos, ¿verdad? Si él no ha intentado nada hasta ahora, no creo que lo hará.
Sus palabras hicieron que mi boca se cerrara. Justin había estado a mí alrededor en una u otra manera todas las noches durante semanas. Había estado tan ocupada asegurándome de que todos notaran que sólo éramos amigos, que no se me había ocurrido que él realmente sólo estaba interesado en nuestra amistad. No estaba segura por qué, pero me sentí insultada.
Kara nos miró con incredulidad. — ¿Justin Maddox no ha intentado dormir contigo?
—Somos amigos. —le dije en tono defensivo.
—Lo sé, pero él ni siquiera ha… ¿intentado? Él ha dormido con todo el mundo.
—Excepto nosotras. —dijo América, mirándola—. Y tú.
Kara se encogió de hombros. —Bueno, nunca lo he conocido. Sólo he oído rumores.
—Exactamente. —le espeté—. Ni siquiera lo conoces.
Kara regresó a su monitor, ajena a nuestra presencia.
Suspiré. —Muy bien, Mare. Tengo que hacer las maletas.
—Asegúrate de empacar por unos días, quién sabe cuánto tiempo llevará arreglar las calderas. —dijo, muy emocionada.
El temor se apoderó de mí como si estuviera a punto de entrar al territorio del enemigo. —Ugh… bien.
América saltó cuando me abrazó. — ¡Esto será tan divertido!
Media hora más tarde empacamos nuestras cosas en su Honda y nos dirigimos al apartamento. América muy apenas tomó una respiración entre sus divagaciones mientras conducía. Ella sonó la bocina cuando se estacionó frente al apartamento. Shepley corrió por las escaleras, y sacó nuestras maletas del maletero, siguiéndonos por las escaleras.
—Está abierto. —resopló.
América abrió la puerta y la mantuvo abierta. Shepley gruñó cuando puso nuestro equipaje en el suelo. — ¡Jesús, Bebé! ¡Tú maleta pesa nueve kilos más que la de ________!
América y yo nos quedamos inmóviles cuando una mujer salió del cuarto de baño, abotonándose la blusa.
—Hola. —dijo ella, sorprendida. Sus ojos llenos de rímel corrido nos examinaron antes de observar el equipaje. La reconocí como la morena de piernas largas que Justin había seguido de la cafetería.
América miró a Shepley.

Bueno señoritas aquí les  dejo este capitulito espero que les guste J  … Estas semanas que eh tenido de vacaciones no eh podido subir porque eh seguido enferma y el cable de internet lo tengo en el comedor y esta muy frio como para levantarse así que lo único que puedo usar es el celular:/ .. un besoo grande espero q estén bien


Iris: MM… nose emm ¿Qué edad tienes? ¿ en que país vives? Y cantantes y canciones favoritas =) gracias por pasarte iris un besooo grandote y cuidate =)