—Estoy hablando, Justin—dije, empujándolo. Su camisa estaba húmeda del circo en la pista de baile y yo hice un espectáculo limpiando mi mano en mi falda.
Justin hizo una cara. — ¿Ni siquiera conoces a este chico?
—Este es Ethan. —dije, enviándole a mi nuevo amigo la mejor sonrisa coqueta que pude hacer.
Él me giñó un ojo y luego miró Justin, extendiéndole su mano. —Un placer en conocerte.
Justin me dio una mirada gélida y yo suspiré. —Ethan, este es Justin. —murmuré.
—Justin Bieber —dijo, mirando fijamente la mano de Ethan como si quisiera arrancarla.
Los ojos de Ethan se ampliaron y él retiró torpemente su mano. — ¿Justin Bieber? ¿Justin Bieber de Eastern?
Descansé mi mejilla en mi puño, temiendo por el inevitable intercambió de historias, llenas de testosterona, que pronto ocurriría. Justin estiró su brazo detrás de mí, sujetando la barra.
—Sí, ¿Qué con eso?
—Te vi luchar contra Shawn Jenks el año pasado, hombre. ¡Pensé que iba a presenciar la muerte de alguien!
Justin lo miró con ira. — ¿Quieres verlo otra vez?
Ethan rió una vez, sus ojos pasaron entre nosotros. Cuando se dio cuenta de que Justin hablaba en serio, sonrió disculpándose y se fue. — ¿Estás lista, ahora? —preguntó bruscamente.
—Eres un completo idiota, ¿Sabes?
—Me han llamado peor. —dijo ayudándome a levantarme.
Seguimos a Carolyn y a Christian al coche y cuando Justin intentó agarrar mi mano para dirigirme a través del estacionamiento, la tiré lejos de un jalón. Él se dio la vuelta para encarame y yo me detuve de pronto, inclinándome hacia atrás cuando él estuvo a pocos centímetros de mi cara.
— ¡Debería simplemente besarte y superarlo! —gritó—. ¡Estás siendo ridícula! Besé tu cuello, ¿Y qué?
Pude oler la cerveza y los cigarrillos en su aliento y lo empujé. —No soy una amiga para fornicar, Justin.
Él sacudió su cabeza en incredulidad. — ¡Nunca dije que lo fueras! ¡Estás conmigo las veinticuatro horas del día, duermes en mi cama, pero la mitad del tiempo actúas como si no quisieras que te vieran conmigo!
— ¡Vine aquí contigo!
—Nunca te he tratado con algo más que respeto, Pidge.
Me quedé quieta. —No, sólo me tratas como tú propiedad. ¡No tenías derecho a ahuyentar a Ethan así!
— ¿Sabes quién es Ethan? —preguntó. Cuando sacudí mi cabeza, él se inclinó más cerca— Yo sí. Fue arrestado el año pasado por agresión sexual, pero los cargos fueron retirados.
Crucé mis brazos. —Oh, ¿Así que tienen algo en común?
Los ojos de Justin se redujeron y los músculos de su mandíbula se estremecieron bajo su piel. — ¿Me estás llamando violador? —dijo en un tono frío y bajo.
Apreté mis labios juntos, incluso más enojada porque tenía razón. Lo había llevado demasiado lejos. —No, ¡Yo sólo estoy molesta contigo!
—He estado bebiendo, ¿De acuerdo? Tu piel estaba a tres centímetros de mi cara, eres hermosa y hueles malditamente increíble cuando sudas. ¡Te besé! ¡Lo siento! ¡Supéralo!
Su excusa hizo que las comisuras de mi boca se elevaran. — ¿Crees que soy hermosa?
Él frunció el ceño con disgusto. —Eres guapísima y lo sabes. ¿Por qué estás sonriendo?
Traté de sofocar mi diversión en vano. —Nada. Vámonos.
Justin rió una vez y sacudió la cabeza. — ¿Que…? ¿Tú…? ¡Tú eres un grano en el trasero! —Gritó, dándome una mirada asesina. No podía dejar de sonreír, y tras unos segundos, la boca de Justin curvó. Él sacudió su cabeza una vez más y entonces pasó su brazo alrededor de mi cuello— Me estás volviendo loco. ¿Sabías?
En el apartamento, todos entramos tropezándonos por la puerta. Fui directamente al baño, a lavarme el humo del cabello. Cuando salí de la ducha, vi que Justin me había traído una de sus camisetas y un par de sus bóxers para cambiarme. La camiseta me engulló y los bóxers desaparecieron bajo la camisa. Me aventé a la cama y suspiré, todavía sonriendo por lo que me había dicho en el estacionamiento. Justin me miró fijamente por un momento y sentí una punzada en mi pecho. Tuve unas ganas casi ansiosas de agarrar su rostro y estampar mi boca sobre la suya, pero luché contra el alcohol y las hormonas que corrían a través de mi sangre.
—Buenas noches, Pidge —susurró, girándose.
Me moví nerviosamente, aún no estaba lista para irme a dormir. — ¿Justin? —dije, inclinándose hasta descansar mi mentón en su hombro.
— ¿Sí?
—Sé que estoy borracha y acabamos de tener una enorme pelea sobre esto, pero…
—No voy a tener sexo contigo, así que deja de preguntar —dijo, aun dándome la espalda.
— ¿Qué? ¡No! —Chillé.
Justin se rió y se giró, mirándome con una expresión suave. — ¿Qué, Pigeon?
Suspiré. —Esto… —dije, recostando mi cabeza sobre su pecho y pasando mis brazos a través de su cintura, acurrucándome contra él lo más que me fue posible.
Él se puso tenso y levantó sus manos, como si no supiera cómo reaccionar. —Estás borracha.
—Lo sé. —dije, demasiado intoxicada para estar avergonzada.
Él relajó una mano contra mi espalda y la otra sobre mi cabello mojado y luego presionó sus labios en mi frente. —Eres la mujer más confusa que he conocido.
—Es lo menos que puedes hacer después de asustar al único chico que se me acercó esta noche.
— ¿Te refieres a Ethan el violador? Sí, te debo una por eso.
—No importa. —dije, sintiendo el comienzo de un rechazo venir.
Agarró mi brazo y lo sostuvo en su estómago para evitar que me alejara. —No, lo digo en serio. Tienes que ser más cuidadosa. Si no estuviera ahí… Ni siquiera quiero pensar en ello. ¿Y ahora esperas que me disculpe por ahuyentarlo?
—No quiero que te disculpes. Ni siquiera es por eso.
—Entonces, ¿Por qué es? —preguntó, buscando en mis ojos algo. Su rostro estaba a pocos centímetros del mío y pude sentir su aliento en mi boca.
Fruncí el ceño. —Estoy borracha, Justin. Es la única excusa que tengo.
— ¿Quieres que te abrace hasta que te quedes dormida?
No contesté.
Él giró para mirarme directamente a los ojos. —Debería decir que no para probar un punto. —dijo, sus cejas se juntaron— Pero me odiaría a mí mismo más tarde si digo que no y nunca me preguntas otra vez.
Recosté mi mejilla contra su pecho, y sus brazos me apretaron, suspirando. —No necesitas una excusa, Pigeon. Todo lo que tienes que hacer es pedirlo.
Me estremecí, debido a la luz del sol, que pasaba través de la ventana y la alarma sonando en mi oído. Justin aún estaba dormido, rodeándome con sus brazos y sus piernas. Maniobré un brazo libre para alcanzar el botón de dormitar. Pasé mis manos por mi cara, volteé a verlo, durmiendo sonoramente a dos centímetros de mi cara.
—Oh, Dios mío. —susurré, preguntándome cómo habíamos conseguido estar tan enredados. Tomé una respiración profunda y la contuve, mientras trabajaba en librarme de sus garras.
—Detente, Pidge, estoy dormido. —Balbuceó, apretándome contra él.
Después de varios intentos, finalmente me deshice de su agarre y me senté al borde de la cama, mirando hacia su cuerpo medio desnudo envuelto entre las cobijas. Lo observé por un momento y suspiré. Las líneas se estaban haciendo borrosas y era mi culpa. Su mano se deslizó a través de las sabanas y tocó mis dedos. — ¿Qué pasa, Pigeon? —dijo, apenas abriendo los ojos.
—Voy por un vaso de agua, ¿Quieres algo?
Justin sacudió su cabeza y cerró los ojos, aplastando su mejilla contra el colchón.
—Buenos días, _____. —dijo Christian desde el sillón reclinable cuando di vuelta en la esquina.
— ¿Dónde está Carly?
—Todavía durmiendo. ¿Qué haces despierta tan temprano? —preguntó, mirando el reloj.
—Sonó la alarma, pero siempre me despierto temprano después que bebo. Es una maldición.
—Yo también. —asintió.
—Será mejor que levantes a Carly. Tenemos clase en una hora —dije, abriendo el grifo e inclinándome para tomar un sorbo.
Christian asintió. —Sólo iba a dejar que durmiera.
Sacudí mi cabeza. —No lo hagas. Ella se molestara mucho si no asiste.
—Oh —dijo, poniéndose de pie— Creo que será mejor despertarla, entonces. —Dio la vuelta—. ¿Oye, ____?
— ¿Sí?
—No sé qué está pasando contigo y Justin, pero sé que él va a hacer algo estúpido para molestarte. Es un tic que tiene. Él no se encariña con alguien muy a menudo y por el motivo que sea a ti te lo está permitiendo. Pero tienes que pasar por alto sus demonios. Es la única manera que él lo sabrá.
— ¿Sabrá qué? —Le pregunté, elevando una ceja ante su discurso melodramático.
—Si vas subir por la pared. —respondió simplemente.
Sacudí a mi cabeza y reí. —Lo que tú digas, Chris.
Christian se encogió de hombros y luego desapareció en su dormitorio. Escuché murmullos suaves, un gemido de protesta y, a continuación, la dulce risa de Carolyn. Removí la avena en mi plato y apreté el jarabe de chocolate mientras lo revolvía.
—Eso es asqueroso, Pidge —dijo Justin, vistiendo sólo un par de bóxers verdes. Frotó sus ojos y sacó una caja de cereales del gabinete.
—Buenos días, también para ti —dije, cerrando la tapa de la botella.
—He oído que se aproxima tu cumpleaños. Lo último de tu adolescencia —sonrió, sus estaban ojos rojos e hinchados.
—Sí… No soy una gran persona de cumpleaños. Creo que Carly me llevara a cenar o algo. —Sonreí— Puedes venir si quieres.
—Está bien —se encogió de hombros— ¿Es de este domingo en ocho?
—Sí.
— Okay. Vas a llegar tarde. Mejor vístete.
—Viajo con Carly.
Podría decir que él estaba actuando intencionalmente calmado cuando se encogió de hombros. —Como sea. —dijo, dándome la espalda para terminar su cereal.
—Definitivamente él está mirándote. —susurró Carolyn, inclinándose para echar un vistazo por el salón.
—Deja de mirar, tonta, él va a verte.
Carolyn sonrió y saludó. —Ya me vio. Aún está mirando.
Dudé por un momento y luego finalmente junté el suficiente valor para voltear en su dirección. Drake tenía su mirada fija en mí, sonriendo. Le regresé la sonrisa y entonces fingí escribir algo en mi laptop.
— ¿Aun está mirando? —Murmuré.
—Sí. —ella rió.
Después de clase, Drake me detuvo en el pasillo. —No te olvides de la fiesta este fin de semana.
—No lo haré. —dije, intentando no pestañear mucho o hacer alguna otra cosa más ridícula.
Carolyn y yo caminamos hacia la cafetería, sobre el césped, para encontrarnos con Justin y con Christian para el almuerzo. Ella todavía se estaba riendo acerca del comportamiento de Drake cuando se acercaron Christian y Justin.
—Hola, bebé. —dijo Carolyn, besando a su novio, públicamente, en la boca.
— ¿Qué es tan gracioso? —preguntó Christian.
—Oh, un chico en clase se le quedó mirando a ____ durante toda la hora. Fue adorable.
—Siempre y cuando él estaba mirando a ____. —Christian guiñó un ojo.
— ¿Quién era? —Justin hizo una mueca.
Ajusté mi mochila, provocando que Justin la deslizara fuera de mis brazos y la sostuviera. Sacudí mi cabeza. —Carly está imaginando cosas.
— ¡____! ¡Gran y gorda mentirosa! Era Drake Harris, y él estaba siendo tan obvio. El chico prácticamente estaba babeando.
La expresión de Justin se transformó en disgusto. — ¿Drake Harris?
Christian tiró de la mano de Carolyn. —Vamos a almorzar. ¿Disfrutarás de la fina cocina de la cafetería esta tarde?
Ella lo besó de nuevo en respuesta y Justin y yo los seguimos. Me senté con mi bandeja entre Carolyn y Brody, pero Justin no se sentó en su asiento normal frente a mí. En vez de eso, se sentó en un lugar más allá. Fue entonces que me di cuenta que él no había dicho mucho mientras caminábamos a la cafetería.
— ¿Estás bien, Justin? —Le pregunté.
— ¿Yo? Bien, ¿Por qué? —dijo, suavizado las facciones de su rostro.
—Es sólo que has estado callado.
Varios miembros del equipo de fútbol se acercaron a la mesa y se sentaron, riendo ruidosamente. Justin parecía un poco molesto mientras removía la comida en su plato. Lucas Jenks arrojó una papa francesa al plato de el.
— ¿Qué hay de nuevo Justin? Escuché que te tiraste a Tina Martin. Ella está barriendo tu nombre por el barro el día de hoy.
—Cállate, Jenks. —dijo Justin, manteniendo los ojos en su comida.
Me incliné hacia adelante para que el fornido gigante sentado frente a Justin pudiera experimentar toda la fuerza de mis reflejos. —Déjalo, Lucas.
Los ojos de Justin se clavaron en los míos —Puedo defenderme a mí mismo, ____.
—Lo siento, yo…
—No quiero que lo sientas. No quiero que hagas nada. —dijo bruscamente, empujándose fuera de la mesa, y salió muy furioso por la puerta. Brody me miró con las cejas elevadas. — ¡Whoa! ¿Por qué fue todo eso?
Inserté un Tater Tot en mi tenedor, y sin aliento dije —No lo sé.
Christian acarició mi espalda. —No es nada que tú hayas hecho, ____.
—Sólo que a él le están sucediendo cosas en este momento. —añadió Carolyn.
— ¿Qué tipo de cosas? —Pregunté. Christian se encogió de hombros y centró su atención en su plato.
—Ya deberías saber que se requiere de paciencia y una actitud indulgente para ser amigo de Justin. Él es su propio universo.
Sacudí mi cabeza. —Ese es el Justin que todos los demás ven… no él Justin que yo conozco.
Christian se inclinó hacia adelante. —No hay ninguna diferencia. Sólo tienes que seguir la corriente.
Después de clase me fui con Carolyn al apartamento, para descubrir que la motocicleta de Justin no estaba. Fui a su habitación y me enrosqué en una bola en su cama, descansando mi cabeza sobre mi brazo. Justin estaba bien esta mañana. Por más tiempo que habíamos pasado juntos, yo no podía creer que no hubiera visto que algo lo había estado molestando. No sólo eso, me preocupaba que Carolyn parecía saber lo que estaba sucediendo y yo no. Mi respiración se normalizó y mis ojos se volvieron pesados; no mucho después me quedé dormida. Cuando mis ojos se abrieron nuevamente, el cielo nocturno había oscurecido la ventana.
El sonido amortiguado de unas voces se filtraba por el pasillo de la sala, incluyendo el tono profundo de Justin. Me deslicé por el pasillo y luego me congelé cuando escuché mi nombre.
—____ lo entiende, Justin. No te tortures. —dijo Christian.
—Ya van a ir a la fiesta. ¿Dónde está el daño en invitarla a salir? —preguntó Carolyn.
Me quedé quieta, esperando su respuesta. —No quiero salir con ella; Sólo quiero estar a su alrededor. Ella es…diferente.
— ¿Cómo diferente? —le preguntó Carolyn, sonando irritada.
—Ella no sigue mis ****adas, es refrescante. Lo dijiste tú misma, Carly. Yo no soy su tipo. Simplemente no es… de esa forma con nosotros.
—Estás más cerca de ser su tipo de lo que crees. —dijo Carolyn.
Retrocedí tan silenciosamente como pude, y cuando las tablas de madera crujieron bajo mis pies descalzos, alcancé la puerta del dormitorio de Justin y la cerré y luego caminé por el pasillo.
—Hola, _____—Carolyn sonrió—. ¿Cómo estuvo tu siesta?
—Estuve inconsciente durante cinco horas. Es más cercano a un coma que a una siesta.
Justin me miró fijamente por un momento y cuando le sonreí, él caminó directamente hacia mí, agarró mi mano y me jaló al pasillo de su dormitorio. Cerró la puerta y yo sentí mi corazón golpeando en mi pecho, preparándose para que él dijera otra cosa para aplastar a mi ego.
Levantó sus cejas. —Lo siento, Pidge. Fui un imbécil contigo.
Me relajé un poco, viendo el remordimiento en sus ojos. —No sabía que estabas enojado conmigo.
—No estaba enojado contigo. Es sólo que tengo la mala costumbre de desquitarme con quienes me preocupan. Es una excusa pobre de mierda, lo sé, pero lo siento. —me dijo, envolviéndome en sus brazos.
Puse mi mejilla contra su pecho, recargándome. — ¿Por qué estabas enojado?
—No es importante. Lo único que me preocupa eres tú.
Me incliné hacía tras para verlo. —Puedo manejar tus rabietas.
Sus ojos analizaron mi cara durante un momento antes de que una pequeña sonrisa se extendiera por sus labios. —No sé por qué me aguantas, y no sé lo que haría si no lo hicieras.
Pude oler la mezcla de cigarrillos y menta en su aliento, y miré sus labios, mi cuerpo estaba reaccionando ante la cercanía que teníamos. La expresión de Justin cambió y su respiración vaciló, él también lo había notado.
Me incliné infinitesimalmente, y luego ambos saltamos cuando sonó su teléfono celular. Él suspiró, sacándolo del bolsillo. —Sí. ¿Hoffman? Jesús… De acuerdo. Será grande y fácil. ¿Jefferson? —Me miró y giñó un ojo—Estaremos ahí. —Colgó y tomó mi mano—. Ven conmigo. —Me sacó al final del pasillo—. Era Tony—Le dijo a Christian—. Brady Hoffman estará en Jefferson en noventa minutos.
Christian asintió y se levantó, sacó su celular de su bolsillo. Después de unos momentos, repitió lo que Justin le había dicho por su teléfono, colgó, marcó nuevamente y repitió una vez más la información. Él marcó otro número mientras cerraba la puerta de su habitación detrás de él.
—Aquí vamos —dijo Carolyn, sonriendo—. ¡Sera mejor que nos arreglemos!
El aire en el apartamento estaba tenso y optimista al mismo tiempo. Justin parecía el menos afectado, poniéndose sus botas y una camiseta blanca, como si él estuviera preparándose para ir a hacer un encargo.
Carolyn me llevó al final del pasillo, al dormitorio de Justin y frunció el ceño. —Tienes que cambiarte, _____. No puedes usar eso en la lucha.
— ¡Llevaba un maldito cardigán la última vez y no dijiste nada! —Protesté.
—No pensé que irías la última vez. Toma —Me arrojó ropa— Póntelo.
— ¡No usaré esto!
— ¡Vámonos! —Llamó Christian desde la sala de estar.
— ¡Rápido! —dijo Carolyn bruscamente, corriendo hacia la habitación de Christian.
Me puse la escotadísima y ajustada blusa amarilla sin mangas, y los pantalones vaqueros de corte bajo que Carolyn mérica me lanzó, y luego deslicé mis pies en un par de tacones, pasé un cepillo por mi cabello mientras caminaba hacía final del pasillo. Carolyn salió de su habitación con un vestido corto de color verde y tacones que hacían juego, y cuando dimos vuelta en la esquina, Justin y Christian estaban de pie en la puerta. La boca de Justin cayó abierta. —Oh, carajo no. ¿Está intentando matarme? Tienes que cambiarte, Pidge.
— ¿Qué? —pregunté, mirando hacia abajo. Carolyn puso sus manos en sus caderas. —Ella se ve linda, Justin, ¡Déjala en paz!
Justin tomó mi mano y me llevó al final del pasillo. —Ponte una playera…y unos tenis. Algo cómodo.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Porque voy a estar más preocupado por quien está mirando tus tetas, en esa camiseta, que por Hoffman. —dijo, deteniéndose en su puerta.
— ¿Pensé que habías dicho que no te importaba nada lo que todos los demás pensaran?
—Ese es un escenario diferente, Pigeon. —Justin bajó su mirada a mi pecho y luego la subió a mí rostro— No puedes usar eso en la pelea, así que por favor… sólo… por favor sólo cámbiate. —Tartamudeó, empujándome a la habitación y encerrándome.
— ¡Justin! —grité. Pateando mis tacones y metiendo los pies en mis Converse. Luego me quité la blusa, lanzándola al otro lado de la habitación. Jalé sobre mi cabeza la primera camiseta de algodón que mis manos tocaron y luego corrí hacía el pasillo, deteniéndome en la puerta. — ¿Mejor? —dije respirando con dificultad, peinando mi cabello en una cola de caballo.
— ¡Sí! —dijo Justin, aliviado—. ¡Vámonos!
Corrimos hasta el estacionamiento. Salté sobre la parte trasera de la motocicleta de Justin, mientras él arrancaba el motor, y nos fuimos, volando por el camino hacia la universidad. Sujeté fuertemente su cintura anticipadamente; la prisa de salir por la puerta había enviado adrenalina que estaba emergiendo por mis venas.
Justin condujo sobre la acera, estacionando su moto en las sombras detrás del edificio de artes liberales de Jefferson. Empujó sus gafas de sol a la cima de su cabeza y luego agarró mi mano, sonriendo mientras nos dirigimos a la parte de atrás del edificio. Se detuvo en una ventana abierta, cerca del suelo.
Mis ojos se ampliaron cuando caí en cuenta. —Estás bromeando.
Justin sonrió. —Esta es la entrada VIP. Deberías ver cómo entra todo el mundo.
Sacudí mí cabeza cuando el metió las piernas a través de la ventana y desapareció. Me agaché y lo llamé inconscientemente: — ¡Justin!
—Aquí abajo, Pidge. Sólo entra con los pies primero, yo te atraparé.
— ¡Estás completamente loco si crees que voy a saltar hacia la oscuridad!
— ¡Yo te atraparé! ¡Lo prometo! ¡Ahora trae tu culo aquí!
Suspiré, tocando mi frente con mi mano. — ¡Esto es una locura!
Me senté, y rápidamente me empujé hacia delante, hasta que la mitad de mi cuerpo estaba colgando en la oscuridad. Me giré sobre mi estómago y estiré mis pies, buscando sentir el piso. Esperé que mis pies tocaran la mano de Justin, pero perdí mi agarre y chillé cuando caí hacia atrás. Un par de manos me agarraron, y escuché la voz de Justi en la oscuridad. —Caes como una niña. —Se rió. Descendió mis pies al suelo y, luego me adentró aún más en la oscuridad. Después de una docena de pasos, pude oír los gritos familiares de nombres y números, y luego la sala iluminada. Una linterna colocada en la esquina iluminaba la sala sólo lo suficiente para que pudiera distinguir la cara de Justin. — ¿Qué estamos haciendo?
—Esperar. Tony tiene que decir su discurso antes de que yo entre.
Me puse nerviosa. — ¿Debo esperar aquí, o debo entrar? ¿A dónde voy cuando se inicia la pelea? ¿Dónde están Chris y Carly?
—Fueron por el otro lado. Sólo sígueme, no te enviaré a ese agujero de tiburones sin mí. Permanece junto a Tony, él evitará que te aplasten. No puedo estar cuidándote y lanzando golpes al mismo tiempo.
— ¿Aplastar?
—Va a venir más gente aquí esta noche. Brady Hoffman es de State. Ellos tienen su propio círculo allí. Va a ser nuestra gente y su gente, por lo que el lugar va a ser una locura.
— ¿Estás nervioso? —Le pregunté.
Él sonrió, mirándome. —No. Aunque tú pareces un poco nerviosa.
—Tal vez. —admití.
—Si te hace sentir mejor, no dejaré que me toque. Ni siquiera dejaré que me de uno para hacerlo sentir mejor.
— ¿Cómo vas a lograr eso?
Se encogió de hombros. —Normalmente dejo que me den uno, para que parezca justo.
— ¿Tú…? ¿Dejas que las personas te golpeen?
— ¿Qué tan divertido sería si sólo masacrara a alguien y nunca consiguieran darme un puñetazo? No es bueno para los negocios, nadie apostaría contra mí.
—Qué gran mierda. —dije, cruzando mis brazos.
Justin levantó una ceja. — ¿Piensas que estoy bromeando?
—Me cuesta creer que sólo consigues un golpe cuando dejas que te golpeen.
— ¿Te gustaría hacer una apuesta de eso, _____ Middleton? —Él sonrió, con sus ojos animados.
Sonreí. —Acepto esa apuesta. Creo que él te anotará uno.
— ¿Y si él no lo hace? ¿Qué ganaré? —preguntó. Me encogí de hombros, mientras que los gritos al otro lado del muro crecían hasta ser un rugido. Tony saludó a la multitud y luego comenzó a decir las reglas. La boca de Justin se extendía en una amplia sonrisa. —Si ganas, no tendré sexo durante un mes. —Levante una ceja y él sonrió de nuevo— Pero si gano, tienes que estar conmigo durante un mes.
— ¿Qué? ¡Me quedo contigo de todos modos! ¿Qué tipo de apuesta es esa? —Grité sobre el ruido.
—Que arreglaron las calderas en Morgan hoy. —Justin sonrió. Una sonrisa presumida se extendió por mi cara mientras Tony dijo el nombre de Justin. —Cualquier cosa vale la pena por verte intentar la abstinencia para variar.
Justin besó mi mejilla y luego salió, manteniéndose erguido. Lo seguí, y cuando pasé a la habitación de al lado, me sorprendí de ver el número de personas que se habían apretujado en el pequeño espacio. Todos estaban de pie, pero los empujones y los gritos sólo aumentaron una vez que entramos en la sala. Justin asintió en mi dirección, y luego la mano de Tony estaba sobre mis hombros, jalándome a su lado.
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Holaaaaa.! como pasaron las fiestas?? Espero que bien :3 Gracias por pasarse por la nove y ya saben, los comentarios los respondo en la misma entrada osea la anterior asi es mas rapido y no se me complica mucho :P
les dejo mi twitter asi me avisan que son lectoras del blog vale? @lulubiebs15
Un besoooo grande y espero que esten bien :)
Bye...
LoVe... LoVe...